lunes, 24 de diciembre de 2007

1

Larga caminata mañanera; el viento frió en las mejillas resecas.

Dulce separación del vicio. Se pueden ver cosas distintas, como a través de un vidrio mas limpio.

Las chimeneas industriales arrojan su humo negro, y hasta eso encaja.

Deje de aferrarme a todo el antiguo ritual del sufrimiento existencial.

¿Quién sabe?, Podría ser mi oportunidad.

Mis tenis sucios me llevaran a un lugar seguro.

Si, mi sombra en el asfalto va un poco mas adelantada que yo; intuye algo que no se.

Mi voz resuena en mi cabeza, mi voz, como un mantra.

También esas canciones tristes, pero por alguna razón suenan diferentes.

Reconozco las nubes, no son de este tiempo. Son de una Palestina vieja de la cual guardo un recuerdo falso, apenas una imaginación; o de un 1995 estático en mi memoria.

De cualquier forma ya no me afecta, es mas como un amigable equipaje sensorial.

Esperanza, ¿es eso? ¿Procesos químicos haciéndome ver oasis de algo cercano al optimismo?

Paz. Tiene que ser Paz.

Solo falta ella.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Tiempo

No me veras por que tu tiempo no es mi tiempo.
Cuando sales a la calle con la vida a cuestas, yo duermo en la más miserable (para ti) de las autocomplacencias.
Cuando te esmeras en conseguir todos tus juguetes dadores de estatus que te convierten en el hombre simio de los guijarros más bonitos, yo sobrevivo soñando las cosas que te repugnan.
No seré yo quien te juzgue, bastante tienes con los juicios de tus jefes, amigos, familia y compañeros.
Cuando atiborras tu cabeza con todos esos datos importantes, yo me revuelco en la inmundicia (para ti) de lo pueril.
Aceleradamente, dedicadamente, responsablemente, inteligentemente, jamás tienes tiempo para ser. Yo ya no soy, pero me siento mas vivo.
Me he tomado el tiempo; ese que a ti te rinde tan poco. Me he dejado caer de bruces al vacío, ese que tanto miedo te causa y que ironicamente llena tu vida.
Tal vez me arrepienta. Tal vez tengas razón. Pero creo que para ser una cobaya tome algo de valor.

Hasta luego luces artificiales y agua en conitos de papel.

Hasta luego días que no son días.

Hasta luego yo acobardado.

Hasta nunca, ojalá.

Principio

Veo sus tenis azules y una parte de sus piernas. Gente entrando y saliendo. Tarde nublada y fresca. Suicidio. Dicen su nombre, pero no lo retengo. Univision. Mi mamá cambia el canal. De pronto me parece una tarde un poco triste.

***
Tuvo que ser en Septiembre de 1993, en mi ultimo año de secundaria. Afuera hace calor, pero la casa de mi tía esta fresca. Es uno de esos días donde todos duermen la siesta y la televisión solo es para mi. El sol fastidioso se cuela por las cortinas y mientras voy buscando algo interesante, aparece esa imagen: es desmadre, desmadre en un auditorio, un güero de pelo largo orquestando todo, pero lo mas impactante fue el sonido: jamás había escuchado nada como eso; ¡que pinches guitarrazos! Pase toda la tarde esperando que el MTV pasara de nuevo ese video, cosa que no sucedió. En ese entonces los “VJ´s” no eran tan repetitivos. Ni tan estupidamente ñoños. Me olvide de esa canción estruendosa y estimulante, pero solo por un tiempo.

***

Había un negocio donde rentaban cd`s; estaba en los Bosques, cerca de la EIME. Los casetes todavía reinaban, pero los discos compactos ya empezaban a ganar terreno, aunque seguían siendo muy caros para la mayoría de los clasemedieros como yo. Así que lo que hacia era ir a rentar algunos cuantos cds ( como si de videojuegos se tratara) y después lo grababa en un casete en el estero de mi casa.
Es un sábado al mediodía en pleno verano; paseo la vista por las paredes llenas de portadas y ahí esta: me atrajo casi magnéticamente; todo ese azul celeste, tan refrescante, y el niño tan libre ahí nadando y luego repare en el dólar como una carnada y entonces se me hizo muy gracioso. Después el nombre del grupo: era tan intrigante, con esas letritas medio serias, no sabias que esperar. Le doy vuelta a la portada y esa foto del changuito con casco, mas la foto borrosa de esos tres tipos, pensé: “tiene que ser rock”.

***

Tarde-noche. Es la primera canción. No puedo describir esa sensación. Electricidad. Jamás, había escuchado algo así. Es como un golpe, ese rasgueo y luego ¡BOM! Todo explota; como una marcha que intenta arrasar con todo y luego, calma otra vez, y luego va creciendo, creciendo, creciendo, c R E C I E N D O y de nuevo esas guitarras y la batería como queriendo romper todo. No lo pude evitar, antes de seguir escuchando las demás canciones, tuve que regresar la primera.
Después cada canción me descubría pasajes sonoros que jamás había escuchado. Me sorprendía encontrar esa pequeña, oscura y hermosa isla con solo voz y guitarra, en medio de ese océano de distorsión. Potencia; el perfecto equilibrio entre ruido y melodía, entre calma y rabia, entre grito y susurro, y el fúnebre final, triste e hipnótico, haciendo con dos tonos lentos lo que muchos no logran con técnica y años de conservatorio: transmitir. No había pretensiones ni requintos apantalladores; todo lo que había era esa música capaz de hacer que mis tripas temblaran, atrapadas en ese estado único de excitación, algo muy cercano a estar enamorado.
Después, solo horas y horas de escuchar un casete grabado, sin descanso, con esas 12 canciones. Fue un buen verano; aislado en la biblioteca Pape; entre Lovercraft, JJ Benítez, Stephen King, y esas tardes encerrado en mi cuarto con la vieja guitarra de palo, intentando reproducir ese ruido extraño.

***

Me entere cuando entre a prepa. Tal vez lo vi en televisión o alguien me lo dijo. Ya no existía. Se había dado un tiro el vocal y guitarrista. Instantáneamente me vino a la memoria aquella lejana noticia. Llore. Fue un duelo tardío y una sensación extraña; me sentía medio tonto por no saber que mi grupo preferido ya no estaba. Además sentía como si acabara de perder algo que en realidad estimaba.
Fue por ese entonces cuando descubrí el “desenchufado”. Lo ponían en la VHS de la Vaca Pinta, la cafetería que estaba enfrente de la prepa 24. También fue cuando descubrí su potente y sucio primer disco; no recuerdo si me lo paso Memo ( un amigo preparatoriano al que no he vuelto a ver) o lo rente junto con el “Pablo Honey” de Radiohead. Pero lo mas impactante fue ver ese concierto donde rompen todos los instrumentos, con toda esa rabia que me dejaba entre asombrado, medio asustado y queriendo ver mas y después, la calma; tranquilos tocando todas canciones tristes entre flores y gente atenta. Era Invierno. Mis amigos y yo haciendo tonterías. Por fin era un rockero adolescente. Camisas de franela, pantalones rotos.

Cuanto daría por volver a experimentar esa sensación de expectativa y libertad.