viernes, 21 de noviembre de 2008

El Otro Yo


Sueños, frustrados, trabajo, comidas, salidas, diversión, alegría de una vez...

Frió mosaico y pies descalzos tambaleantes. Echar una meada, oler los orines de la taza y regresar a tenderme sobre el piso. Los demás duermen. Fabian se acaba de ir a trabajar, probablemente durmió 1 hora. En mi cabeza aun resuena el eco de la noche anterior; noche de tocada de El Otro Yo. Breves flashazos del concierto se intercalan con la cruda. Alcohol y rocanrol, los empujones y el sudor de todos, brincando, bailando, sintiendo, mientras EOY disparaba melodías vibradoras, una tras otra. Y nos hipnotizaba.

Esta noche, estamos muy lejos, pero nuestro corazón, permanece unido...

Se despertaron Johaben y el Flaco, Rodrigo ya se había ido. Quedó medio cartón en el refrigerador. Cada uno con cerveza en mano, contemplamos desde el balconcito del departamento de Constitución, un Monterrey mañanero y lagañoso; probablemente sea la ultima vez que tengamos esa vista ya que Fabian se nos casa. La verdad si se sintió algo de nostalgia; después de todo el depa ( compartido por Rodrigo, el Chopi y Fabian)nos cobijo muchas veces a estos provincianos ávidos de tokines, aventura y rock.
Cotorreando y recordando el tokin, la cruda se fue disipando. Todo nos daba risa,y Johaben me presumió la foto que logro tomarse con Maria Fernanda Aldana, bajista y vocal de EOY. Hace años la idolatre; hoy solo le reconozco su enorme talento y su indiscutible belleza. Marifer y su potente bajo; Marifer cantando dulcemente Filadelfia; los gritos y empujones dan paso a un calmo canto, bajeado con precisión y ecos y luces verdes, como de un sueño. Su rostro es el de un ángel cantándole quedito y con voz de niña, a una masa de jóvenes rocanroleros y una que otra alma perdida ( en los 90´s, claro).

No sabes como seguir, ya no hay sueños que cumplir, nada nuevo que sentir, solo la muerte...
No dejo de pensar que Cristián Aldana es un tipazo; amable y dispuesto a convivir con los seguidores de EOY. Son cerca de las 11 de la mañana y Johaben, el Flaco y yo caminamos por Plaza Morelos, ya con paenas un resquicio de cruda pero oliendo a borrachos. Un día antes, Caritos Garganta se encontró en este mismo lugar a Christian; lo saludo, se tomo foto y quedaron de verse en el recital. Esta vez ,johaben tiene la ilusión de toparse a Marifer, pero la veo difícil. Después de comernos una gringa ( un tacote de carne asada y queso) llenadora, nos fuimos a un Mixup. Mi idea era encontrar material extraño o apócrifo, pero para el material de importación, los precios son muy caros; aun así logre hacerme del documental sobre Woodstock, un DVD de los YEAH YEAH YEAHS, y un concierto de Muse, además de unas ediciones de R&R y Marvin, revistas prácticamente imposibles de conseguir en Monclohoyos.
Sin embargo, mi cabeza aun esta en el iguana, brincando y coreando “69”, “la tetona”, “Pecadores”, “corta el pasto”; “canción del adiós”, viendo a Aldana revolcarse en el escenario, disfrutando el rock que sale de su Gibson y hermanándose en el ruido con el excelente bataco, Raymundo Fajardo , el pelirrojo guitarrista Gabriel Guerrisi y como no, con su hermana y bajista Maria Fernanda Aldana.
Rock sin pretensiones, rock que va desde el punk mas aguerrido a la canción pop mas tierna y de buen gusto. Explosión y ternura amalgamados de tal manera que uno no puede mas que dejarse llevar por esa cálida marea de música, que sigo sin poder clasificar y que sigue llenando mis audífonos de algo sumamente difícil de encontrar en estos días: actitud.

En medio, de la nada, sin nada que perder...mírame bien, yo soy solo un niño, mas...

Después de batallar para encontrar una llantera a la que tenia que ir Edgar el Flaco, salimos de Monterrey desvelados, algo cansados pero con una satisfacción enorme por haber podido ver por cuarta ocasión a uno de los grupos que conforman mi top 10 de grupos “en activo” predilectos ( después platico cuales son los otros nueve). Antes, un policía de tránsito de Monterrey no pudo evitar darnos una mordida al ver las placas coahuilenses del carro del flaco. Ni hablar.
Ya en carretera, las cervezas y la tarde cayendo sobre el desierto, no hicieron mas que cerrar con broche de oro un viaje lleno de rock, amigos y cerveza. Veo los cactus pasando por la ventana y con Kyuss sonando en el estereo, recuerdo la noche anterior; sin duda fue un buen concierto. Al final, Cristián dándose el tiempo de tocar un par de temas solo con su guitarra, bromeando sobre su acento “mexicano”, disfrutando hasta el ultimo momento una tocada que a todos nos dejo contentos.
Después de veinte años de estar creando rock independiente, El Otro Yo sigue siendo una banda con espíritu adolescente, retadora en su sonido y en su lírica, aguerrida en sus directos, emotiva y fiel a un rock sin ataduras.
La luz naranja en el desierto cubre cerros y carretera, llenando el ambiente con cierta aura mágica. Tal vez solo se trate de la cruda amortiguada a punta de cervezas, pero todo parece estar en el lugar correcto. Los colores se intensifican y en mi cabeza rebotan las imágenes, los recuerdos, las risas, las calles remojadas del barrio antiguo y sus chicas regias, la noche fresca y el sudor en el cabello, en la camisa, pero sobre todo, permanece la música Otroyoniana, que como un tatuaje sonoro, me acompaña en este viaje haciéndolo algo mas alegre; y es que, a esta vida (de la cual la única certeza que tenemos es que saldremos muertos), en el fondo habría que verla como una fiesta, ¿no?.


Los niños cantan en el funeral, los niños ríen, mientras lloras, alegría, alegría...