viernes, 27 de febrero de 2009

Datos nada curiosos y totalmente irrelevantes sobre mí, que publico en internet por que de todos modos a nadie le importan.

Trabajo en una fabrica (maquiladora) japonesa y es peor que en las películas ¿tendrá algo que ver el tercer mundo?
Me afecta la crisis financiera.
Tengo un sueldo miserable y no exagero; Hipotecaria Nacional opina lo mismo.
A veces me pasa que quisiera meterme dentro de la copiadora y descubrir un mundo grandioso lleno de pasto, arboles, días soleados y jipis. Vi eso en algún lado, pero ilustra a la perfección mi vida diaria.
Suelo ser una persona bastante aburrida. Bueno, eso es obvio, ¿no?
Puedo aguantar sin comer durante todo el día, pero a la hora de la cena, me asemejo a un cerdo en un chiquero y eso a veces me deprime.
No me ejercito y babeo cuando duermo.
Siempre dejo para mañana lo que debí haber hecho hace cuatro o cinco días.
Tengo un problema con el alcohol pero la mayoría del tiempo lo ignoro.
Me gusta caminar sin motivo alguno mientras escucho música; como cuando Forrest Gump corrió y corrió solo por que le dieron ganas.
Dibujo garabatos y algunos son de mal gusto.
¿Podrían creer que no se puede escuchar música donde trabajo? Creo que eso ha acentuado mi mal carácter.
Creo firmemente que Eric Clapton no es Dios; solo es un buen guitarrista sobrevalorado.
Un lugar común más para la colección: Me gustó mucho “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos” y creo que me enamoré de Clementine y sus pelos rosas.
Ronco escandalosamente mientras duermo.
Odio los zapatos de seguridad.
No uso reloj de pulsera.
A veces quisiera ser católico, o metodista; pero el budismo y el islam me parecen muy extraños.
Trato; de verdad, lo intento con todas mis fuerzas, pero me es imposible ser puntual.
Valoro la amistad; cualquier cosa que eso signifique.
No me gusta el queso blanco; excepto en la pizza y en las hamburguesas.
De no ser por la música, mi vida seria mas ordinaria de lo que de por si ya es.
Odio vomitar y también les tengo pavor a las abejas.
Cuando alguien me pregunta “¿Por qué usas el pelo largo?” siempre respondo que es por una manda.
No he podido ver mas de una vez y media “La vida es bella”.
Creo que volteo a ver el reloj de pared de mi trabajo como unas ciento cuatro veces al día.
Me gusta el ska y estoy casi seguro de que a muchos rockeros jazzistas progresivos también, pero no lo admiten.
Me gustaría tener tiempo por las mañanas para detenerme a ver las flores a la orilla de la carretera. Se que suena algo gay, pero es verdad.
No me gusta Star Wars ni El señor de los anillos.
No tengo una opinión concluyente sobre la nueva oleada Emo; pero no los odio.
Hay muchas cosas que he estado haciendo como un autómata estos últimos 5 años.
Jamás he entendido por que me tendría que sentir bien con el hecho de saber que hay gente en una situación mas jodida que la mía.
Me gustan los Beatles desde los 2 años.
Creo que mis hipotéticos hijos tendrían muchas razones para odiarme.
El color verde es mi preferido; en especial el verde de los arboles cuando les da el sol y atrás de ellos esta el cielo lleno de nubes negras de tormenta.
Las viejas canciones de Credence me emocionan un chingo; para mí, trasudan honestidad.
El ultimo libro que leí de un jalón fue “La senda del perdedor” de Bukowski. ¡Viejo cabrón!
Con el tiempo he aprendido a valorar las buenas cumbias.
Una vez vomite un pedazo de dorito por la nariz y me encanta platicar esta anécdota en reuniones sociales.

domingo, 15 de febrero de 2009

Sueño borroso.


Eco de muerte.
Saludo engañoso del amanecer interrumpido.
Los perros y sus aullidos lastimeros que se cuelan en tu cuarto, 
como llanto de lloronas de negras cabelleras.
Y las risotadas de borrachos resonando en tu cabeza.
Eco de desgracia.
Frente sudorosa y colmillos largos y filosos.
Como nunca, como nadie, como en ningún lugar.
Paredes frías y ropa sucia sobre la cama.
Te resbalas lentamente al abismo de los sueños borrosos, nada placenteros.
Eco de miedo. 
Con los dedos pintados de amarillo, como patas de pollo en la carnicería.
Se comienza a dibujar la locura, garabateada con crayones rojos en los parpados cerrados.
Son los cráneos quebradizos en el suelo, los demonios bailando con zapatillas graciosas.
Y los árboles sin hojas, sangrantes y quejumbrosos, todo en una sola pagina.
Eco de luz.
Y confías en que saldrás de nuevo al mundo que conoces.
Por que, después de todo, lo malo no debe durar por siempre.