lunes, 26 de octubre de 2009

Manual para convertirse en un ser amargado y solitario

-Comienza por quejarte por todo y de todo.

-Maldice, varias veces al día; al conducir, al ducharte, al salir con tu pareja. Maldice a los perros y a los autos, maldice por el clima y por el alza de los precios; maldice con o sin razón, pero maldice.

-Consigue un trabajo de oficinista y se un asalariado promedio.

-Imagina que todos los días son grises.

-Bebe mucho alcohol en solitario y regodéate en la cruda.

-Toma conciencia de cada uno de tus defectos y no hagas nada al respecto.

-Ve películas de bajo presupuesto de directores desconocidos que ganaron premios en festivales desconocidos y que por lo general retratan historias que rayan en lo patético.

-Habla con tus compañeros de trabajo solo lo necesario. De ser posible, no hables.

-Elige pasar las madrugadas de los fines de semana escuchando a Otis Redding a oscuras, en lugar de asistir a reuniones con amigos o lugares públicos.

-Asume que todos tus problemas te pertenecen a ti y a nadie más.

-Se egoísta.

-Desarrolla una enfermedad crónica; Gastritis o colitis están bien.

-Siente que eres como una marioneta de Dios, el destino o la globalización, el azar, los iluminatis, o el imperialismo Yankee.

-Envídialo todo.

-Convéncete de que no tienes el más mínimo poder para cambiar tu entorno.

-Párate de puntitas en el umbral de la depresión, pero nunca lo cruces; si no correrías el riesgo de convertirte en un potencial suicida (¿y que chiste tendría si ya no vas a estar vivo para seguir quejándote?) o peor aun, en un emo pasado de años.

-Enumera todas las buenas oportunidades que has dejado pasar.

-Recuerda: el mal humor no es un estado de ánimo, es un estilo de vida.

-Escribe un blog seudo depresivo perdido entre miles y miles de bits mucho más interesantes.

-Laméntate por no ser rico y no tener una vida holgada que te permita hacer lo que realmente quieres hacer.

-Duerme mal, come mal.

- Y por último, ni siquiera intentes huir de la mala suerte; no tiene caso.

Coraje y Frustración

Es eso lo que siento; La situación de mi país eso es lo que me provoca.
Demasiado poder y riqueza en unos pocos y el pueblo callado. Se que esta es una historia ya vieja, pero la verdad desde hace algunos años dejo de ser una idea descabellada un inminente estallido social.
Cuando el Estado jode por mucho tiempo a los más pobres, no pasa nada; y con los ricos, siempre se puede negociar y llegar a arreglos. Así que el peso recae en la clase media, que por tradición, en México, siempre ha sido pasiva y aguantadora, pero ojo: si la clase media se harta, lo que resulta es una revolución.
Claro que las condiciones sociales no son las mismas que hace 100 años; pero el abuso excesivo por parte del Estado si es el mismo; y es la clase media (cada vez convirtiéndose mas y mas en baja) quien desde finales de los 60`s ha estado absorbiendo la mayor parte de este abuso. Grupos civiles armados para establecer el orden en municipios de Chihuahua, Crisis sindical en Luz y Fuerza, Frentes ciudadanos cerrando sucursales bancarias por las tarifas abusivas y amañadas...todo eso no son mas que las primeras manifestaciones del hartazgo ante el abuso institucionalizado del Gobierno.
La pobreza extrema siempre puede meterse debajo de la alfombra; los "muertos de hambre" no hablan, ni tienen reflectores. Pareciera que esa es la visión de los políticos. Pero una clase media empobrecida, vapuleada, humillada, sin trabajo y a la cual se le incrementan los impuestos, no es mas que una mecha encendida. Si esa mecha conduce a una bomba enorme o a un simple cuete chiflador, depende de la capacidad de organización y creación de coyunturas por parte de la sociedad civil.
Primero fue una guerra estúpida y sin sentido contra un enemigo que simplemente lo supera en recursos, habilidades y alcance, después la falta de empleo y el choque frontal con un sindicato; y ahora, como la cereza del pastel, un paquete económico que perjudica directamente los bolsillos de una sociedad cansada y desesperada. Ya no se sabe si lo de Calderón y su equipo es insensibilidad política y social, o simple y llanamente Estupidez.
Fue Calderón quien se encargo de llenar de miedo a la sociedad civil mexicana (narcotráfico, pandemia) y la acorralo en la desesperación y la incertidumbre (desempleo, inseguridad económica y social). Quien haya visto a un animal que se siente con miedo y acorralado, sabe como reacciona.
Quien tenga ojos...

lunes, 12 de octubre de 2009

Kurt Cobain en Guitar Hero

Jamás fuí un adicto a los videojuegos, aun cuando viví el apogeo del nintendo y en secundaria, me era habitual quedarme un rato jugando el street Fighter después de clases en las ahora clásicas “maquinitas”. Para cuando llego el nintendo 64 y las animaciones más reales, yo ya andaba en otro rollo y mi interés por los juegos de video era nulo. Para que hablar de X-Boxes y demás jaladas; demasiado complicado para mi.
Es por eso que ahora no deja de sorprenderme que amigos (músicos, incluso) consideren divertidísimo el tan famoso juego “Guitar Hero”; es decir, les encanta el pasarse horas frente a una televisión, con una guitarrita de plástico, aplanándole a unos botoncitos para sumar puntos, mientras suena una canción de algún grupo de rock y una animación emula la imagen de un artista. Simplemente no lo entiendo.
Ahora, el colmo: en la nueva versión del juego, aparece el monito (avatar le dicen los entendidos del tema) de kurt Cobain, junto con las canciones “Smells like teen spirit” y Lithium”. El dato no hubiera pasado de lo anecdótico (Después de todo muchos “artistas” de rock aceptan y hasta ven con beneplácito que sus figuras y canciones aparezcan en Guitar Hero) de no ser por que el diseño y programación del juego, permite que el avatar de Cobain “interprete”, además de los dos temas de Nirvana, cualquier canción (de cualquier otra banda o solista que aparezca en el juego) que al usuario se le ocurra y no solo eso, sino que el fallecido músico hace incluso las coreografías del artista en cuestión. ¿Qué quiere decir esto? Según mi entendimiento, esto significaría que cualquier jugador puede poner a Cobain a “cantar” una canción de No Doubt (¿?) o Bon Jovi (¿¿¿???), o que incluso baile como Axl Rose (!!!).

“No te azotes güey, es solo un juego...”Tal vez para la gente que juega Guitar Hero (adolescentes y niños principalmente,), el hecho de que Cobain aparezca en el juego no signifique mas que diversión y entretenimiento; habrá algunos que hasta quizás lleguen a pensar que es una buena forma de homenajear y rendir tributo al máximo icono del grunge, pero, ¿es realmente así?
Crecí en los noventas. La música de Nirvana me influyo y cambio mi entendimiento del rock en todos los sentidos y además fue como una puerta hacia muchas bandas y sonidos, los cuales me hubiera tardado más en encontrar de no ser por Cobain y Cía.
Creo que no hubo ningún respeto por parte de Dave Grohl, Krist Novoselic y Courtney Love, hacia Kurt Cobain y lo que su memoria y figura representan dentro del rock.
El legado de Cobain no necesita de estos artificios de mercado, por que su música habla por si sola; pero obviamente los bolsillos de Love, Novoselic y Grohl, si los necesitan.
Una vida llena de penurias y malestar físico y mental, contribuyeron (no se si en menor o gran medida) a que Cobain creara una obra única.
Hoy, pareciera que su estilo de música(esa genial mezcla de pop, rock duro y punk), su rock acido y marginal, su simpatía hacia las minorías, su pensamiento e ideología, su genio subversivo, su arte, solo queda reducido al deseo mezquino de su viuda y los ex-nirvana de obtener dinero a sus expensas.
No se trata solo de un juego; es cuestión de dignidad y respeto, aunque parece que ambas palabras significan nada cuando entran en juego cuantiosas sumas de dinero.
A mi solo me queda imaginar lo que pensaría Kurt de todo esto si estuviera en vida, y creo que no le gustaría nada. Pero ellos, su viuda y sus ex compañeros de grupo y amigos, lo conocieron, vivieron con el, sabían como pensaba, sabían que le gustaba y que odiaba, y aun así cedieron los derechos de su imagen.

Creo que Cobain no se merecía esto.

O tal vez solo soy un amargado.

viernes, 2 de octubre de 2009

Extraño

Extraño la sensación de estar enamorado

La paz hormonal, como drogado, el nirvana en mi hipotálamo

Extraño sentirme adolescente en lugar de viejo y cansado

El disfrutar hasta de tus periodos menstruales más severos

Me extraño a , mis tonterías, mi risa despreocupada,

Las madrugadas resbalándose por el pico de la botella,

Y la cerveza que mesiánicamente se iba como agua

Hoy todo es un continuo trago amargo, un sinsabor en cámara lenta

Mientras el sol derrite los techos de chapopote de las casas empalmadas.

Hoy las tardes juegan  a desesperarme,

Esperando mis gritos, mis azotes y  que con la ultima gota derramada

Termine yo eligiendo auto-enviarme a la chingada,

No importa que aun me falte mucho por vivir,

Tener un hijo, plantar un árbol, escribir un libro, nada de eso;

Directito a la chingada y nada más.

Extraño las mañanas de cobijas frescas, sin prisas

Extraño el baño oscuro con olor a jabón verde,

Mis manos aun ágiles sobre los trastos y el suave eco envolviendo melodías

Extraño cuando los sueños aun valían y las canciones significaban algo

Cuando el rock era rock y no decenas de variantes de “Indie pop” superfluo, insulso

Extraño mi vida ociosa y sin compromisos,

Extraño emocionarme; y si, es la misma cantaleta del adulto inmaduro en el cual me he convertido

Y aun y cuando aun disfruto de observarte mientras duermes,

Con tu maraña de cabello alborotado, respirando suavemente, blanca, placida,

No tengo ya la fuerza para ser el tipo que tu quieres

Extraño cuando no extrañaba  y todo era nuevo y  mis expectativas enormes

Hoy, todo es mierda y malas caras, vacas flacas moribundas que no acaban de podrirse.

Y mientras checo la tarjeta del hartazgo, extraño cuando la vida no era complicada.

Extraño a mis abuelos, los extraño tanto.

Extraño ser feliz, aunque sea por un ratito;
Lo que dura una canción, un faje, un poema de Bukowski o una cheve de cuartito.

A veces, Dios se acuerda de mí.

Inmóvil, de pie,  en la esquina; bajo el sol de mediodía en un recién iniciado verano de mi cuarto año de primaria. Con los zapatos llenos de polvo  y las gotas de sudor brotando de mi frente, pude estar parado ahí o cruzar la calle; pude haber bajado a la avenida transitada un minuto antes, o  haberme  quedado platicando con Berna sobre cualquier chiste en casa de su abuela mientras nos pegábamos en el hombro para ver a quien le dolía primero.

Pero no fue así. Baje  por la callecita sin pavimentar hasta llegar a la avenida con su ruidoso trafico de mediodía y  me pare justo en la esquina, aun lado de la casa de barda color mostaza.

Supongo que espere a que el trafico aminorara, pero no lo podría asegurar, por que entonces todo fue como un sueño, borroso y lento. El ruido de la calle, los sonidos habituales, se callaron. No hubo sonido alguno; levante la vista y gire mi cabeza hacia la derecha y lo vi venir, zigzagueando, directo  hacia mi. Un carro gris, sin pintar,  y unas manos aferradas al volante. No hubo rostros con angustia, ni rechinar de llantas, ni gritos; no hubo ruido alguno. Solo el auto virando  directo hacia mí, como queriendo doblar  en la esquina a una velocidad inadecuada. Un metro; tal vez un metro y medio, esa fue la distancia que me  separo del armatoste mientras se impactaba en la barda color mostaza; y en ese instante el sonido volvió. Escuche el estruendo y vi al auto derribar los bloques en medio de polvo y pedazos de cemento; lo vi, extremadamente veloz  atravesar el jardín y derribar la pared de un cuarto de la casa y solo en ese instante, en medio de escombros, humo y tierra, el auto se detuvo.

De pie, incrédulo, permanecí inmóvil, sin saber si estaba soñando o en verdad había ocurrido aquello. Vi a los mecánicos del taller que estaba en contra esquina, correr apresurados y entonces pude escuchar los gritos de la señora de la casa. Un señor  detuvo su auto y se acerco a preguntarme si estaba bien. No le respondí. Con los ojos muy abiertos, me quede un momento mas  viendo a la gente correr para todos lados,  mientras se oian a lo lejos  los gritos desesperados de la mujer.

Entonces crucé la calle, camine dos cuadras más y llegue a mi casa comer sopa de fideo y taquitos dorados de  carne molida y ensalada de lechuga.

No lo había pensado, pero creo que de vez en cuando Dios se acuerda de mí.