miércoles, 22 de diciembre de 2010

El mejor recuerdo...


No hay mucho que decir Beto.
Se te va a extrañar y ya nos veremos luego.

Si, eso

Hace dos semanas.
Estoy cojeando. No, cogiendo no. COJEANDO. Apoyo mi pie izquierdo sobre el suelo y la punzada ( ¿Es dolor?) surge del muslo hacia la parte interna de la cadera. Como, un viejo, ahora mi andar es pausado, con un miedo casi secreto a caer.
Me levanto de la cama y mi pie izquierdo me recuerda que estoy vivo, jodido de una pierna y que un día de  labores me espera irremediablemente. “Estoy vivo”, pienso. Otra vez.

 El Martes.
Una gripe desparrama mocos color  verde gargajo por mi nariz. Estornudo y saliva sale disparada hacia todos lados dejando una brisa olorosa a baba mañanera sobre mi chaquetin. Un pequeño ardor en la garganta y listo: Casi no puedo hablar. Un peso  en la cabeza me hace entrecerrar los ojos mientras conduzco. Hurgo en mi nariz y un fluido calido y pegajoso recibe a mi dedo índice. Soplo y por una fosa nasal no sale aire. Abro la boca y jalo una bocanada de aire frío. “Estoy vivo”, pienso. 

 

Hace seis días.
Ha sido un mes de mierda, de materiales faltantes,  de problemas estúpidos, estrés en dosis peligrosas. Aun hay quienes se emocionan por que viene Navidad. Podría perder mi trabajo, pero no se cual seria mi reacción, realmente. Entonces empezaron a brotar, grano tas grano. En mi sien, en mi frente, en la comisura de los labios.  Granos llenos de una cosita blanca y grasosa que brota al exprimirlos y que después dejan escapar gotitas de sangre, mientras  el grano se hincha, rojizo, notorio. Volví  a la secundaria, con todo y maestra regañona, con todo y el sentimiento de inferioridad y la sensación de ser el pelmazo mas pendejo de la clase, el burro que se aplica  pero nomás no entiende. Exprimo mis granos con las uñas sucias y veo en el espejo el campo de batalla que es mi frente. Sin embargo, pienso que lo peor esta debajo de esta piel marcada.
“Esto es vivir”, me afirmo a mi mismo intentando convencerme.

 Anteayer.
Me sueno la nariz con una servilleta rugosa. Arde. Me levanto de la silla y un ligero tambaleo me hace que me sostenga de la mampara. Despacio, llego al baño. Mi estomago parecería que va a explotar y entonces considero seriamente en sentarme  y dejar que salga lo que tenga que salir, aun y cuando viole mi  regla de oro de no cagar en baños públicos.
Colitis. Gastritis. Lo que sea. Llevo casi dos años y medio  con el estomagó hecho un desmadre. Permanezco mirando fijamente el retrete  y siento que un pedo esta por salir y me preparo para soltarlo y entonces pienso  que tal vez podría salir con ese liquido amarillento que ni es excremento ni es agua, e imagino la incomodidad por el resto de la tarde al sentir la truza humedecida por dicha sustancia y entonces lo contengo. Regreso a mi lugar con la panza igual de inflada e imploro que el tiempo corra rápido.

 Hoy.
Cuando sea viejo, si eso pasa, seré de los  ancianos  gordos que maldicen y les dan tundas a los nietos.

 Ayer.
En el comedor, con mi platillo de taquitos grasosos, veo en la television el concurso de baile de quebradita de un programa de Televisa y me sorprendo por que, ¡ya lo disfruto! Suelto una risilla que termina en un ataque de tos,  justo cuando el bailarín hace volar  a su pareja regordeta por los aires. Diversión pura.

jueves, 7 de octubre de 2010

Armando Palomas En Saltillo


La cerveza se asentaba en mi cabeza, volviendo las ideas pantanosas, pero ensoñadoramente lúcidas. Negra Modelo, que buena estas, decía Lora y yo con mis once años, hasta imaginaba el pelo afro coronando un cuerpo escultural de una morenaza que cadenciosamente bailaba a ritmo de blues.
Ahora, esa Negra Modelo se resbalaba por mi garganta mientras el viento fresco de Saltillo remolineaba el humo de la carne asada y el Güero, Omar y yo cotorreábamos de lo más a gusto.

Entre apócrifas canciones norteñas y rancheras (de las más caras), apareció una voz grave entonando una melodía melancólica. ¡Ah, si!, esa noche veríamos a Armando Palomas; casi lo olvidaba. Palomas el de la lengua encuerada, sin tapujos; Palomas, el poeta de cantina eternamente enamorado de la mujer y el vicio (que si no son lo mismo, como se parecen); Palomas, el resucitado que ya casi andaba bailando las calmadas con Doña Catrina, justamente por estas tierras Coahuiltecas.

Las negritas -edición limitada del bicentenario, off course- yacían a nuestros pies, huecas, ya sin su espumosa esencia. El sol dijo “ahí nos vidrios” y el airecito se puso todavía más frío. Era hora de lanzarse a ver al Armando Palomas, el trovador punk. Aunque te cague el mote (que no la mota), mi buen Palomas.

 

¡Tu y la borracha Noche!

Llegamos al Moose, el bar donde sería el recital. Ahí nos esperaba ya el Tomexo, otro entrañable primo al cual tenía un buen de años sin ver. Nos acomodamos en una mesa, más cerca de la barra que del diminuto escenario donde instantes más tarde se deberían de acomodar Palomas y sus secuaces.

Para no resecar la garganta, salió al quite una tinita llena de cervezas indio. Negras e indios mezclándose en mis venas; ¡Que embriaguez tan zamba!



El bar comenzaba a llenarse y de Palomas ni sus luces; hasta que de pronto entro un  greñudo y barbudo  en camiseta de resaque, era el guitarro del Palomas. Minutos después Armando, un percusionista y un bajista se acomodaban en el escenariecito.

¿Con cual empezó? No se, creo que pudo ser con aquella rolita que pinta para convertirse en himno “Cuando será Sábado otra vez”. Aplausos, gritos. El sonido se escucha chidito y Palomas se ve sereno. O crudo.


Se siguió con varias rolas de su disco De regreso al Burdel de la Soledad; “Perdón por la extraña manera de despertarte” fue la que mas  se me quedo grabada en mi alcoholizada choya.

Tomo fotos con mi pulso maraquero, y llega una segunda tina de indios. Voy al baño. Regreso. Inditos bien muertos y el Palomas cante y cante; ahhhh no, ya se con cual empezó: “El amor descansa ( en un jakuzzi)”, si fue con esa, por que  el guitarro greñudon le ponía mucho énfasis.

Toco “Cholo Story” y le hice coros con mi vocecilla aguardentosa durante toda la canción, por que, además de que es de las pocas rolas que  me se completas, esta con madres. Se acaba  y aúllo. Armando Palomas le da sendos tragos a una botella de Tequila ¿Tradicional? Nada de  rayas de coca, no pastillitas locohonas, no yerba verde apestosona, nada; solo tragotes de Tequila.

 “Volar como los pájaros”, “flaca don´t go Home” que es como  “johnny be good”, y  “Gatos, perros y este asqueroso blues” que es una chingonada de rola. Tan cabronamente sacudió mi alma que poco falto para que  una pinche lagrima resbalara por  mi cachetona mejilla. 

¡Tu y la borracha noche!- Gritaban mis primos, y Palomas chacoteaba con “Que se muera el rock  y también el  pop”, ¡Ay reptileptic…!  Jajaja, casi me desatornillaba de la risa.

Material de antaño: “Una cuarta mas abajo del ombligo”, “Santa de un infonavit” (¿si la toco?), “Manual para conquistar a Claudia”.

¡Tu y la borracha noche!- Gritaban mis primos, y Palomas le daba largos tragos a la Botella (la segunda) de Tequila. Se rifa con  “Juan Simón” en versión discotequera a la Travolta (me gusta mas en Punk HC) y “La trova  me da hueva”,  un certero puñetazo repleto de mala leche para todos aquellos que gustan de esa mamarrachada autodenominada  Trova nueva.

“Amanece diario y Ya la extraño”, “Canción del mutilado” (tremendo himno de mis años mozos) y hasta  covereó a los Fabulosos Cadillacs tocando “vasos vacíos”, sobra decir que el auditorio se puso como loco.


No se que mas toco, yo lo escuchaba y a ratitos no; a veces me escuchaba yo mismo en mi cabeza pensando sepa la madre que cosas. Más fotos temblorinas y un mesero me dijo que no obstruyera la vista.

Emotiva la dedicatoria que hizo de una canción (ya no supe cual) al cineasta Sergio García (el que hizo aquella bizarra película “Un toke de rock”), recién fallecido. Al parecer  García (q.p.d.) estaba realizando un documental sobre Palomas. Habrá que conseguirlo.

¡Tu y la borracha noche!- Gritaban mis primos  y los músicos de Palomas tocaron sus rolitas. El guitarro rifa.
Palomas se despide con un cover de Sabina (Joaquín, no Santa) y se va; supongo que a seguir la fiesta; nosotros a dormir.

 

!Ah Chingá!, ¿pus que paso?
A la mañana siguiente, un poco crudo pero bien almorzado, cavilaba: ¿Qué es Palomas? Una mutación extraña derivada de trovador con duras escamas rockeras, garganta Jose Alfredoriana  aguardentosa y desplantes urbano-cumbiancheros? Aun y cuando ya se logra apreciar en la música de Palomas una madurez que lo emparenta mas con Joaquín Sabina que con Rockdrigo, mas con la amargura de un José Alfredo Jiménez que con la desfachatez de Jaime López, Palomas sigue teniendo una mezcla extraña de mexicanidad (¿existe tal palabreja?), bohemia mal pedo y rebane esquinero y caguamero.

¿Entons qué es Palomas? Puro cabrón, diría mi abuela.


jueves, 26 de agosto de 2010

Amonio

Sentado al borde del colchón,
Distingo el contorno de los muebles
Es algo extraño no hay dolor
Y de reojo veo que aun duermes
Mis pies descalzos sobre el piso,
No hay frió, esta vez
Esta mañana tiene un hechizo
O mi vicio, me jugo un revés

Con el paso lento habitual
Me escurro hasta donde el retrete,
No tengo nada que evacuar
Y el vacío me golpea de frente
De repente me siento solo,
E imploro, un día normal
Y me dio cuenta de que es tarde
Si, es algo tarde,
Para expulsar…

El amonio, de mi tracto intestinal
Amonio, que al fin decidí tomar
Amonio, dulce hiel quema mi piel
Amonio…

Corro hacia el cuarto y puedo ver
Tu cuerpo acurrucado al mío
Intento sacudirme y se,
Que yo ya no estoy dormido
Quisiera escapar a otro lado,
Pero mi estado es de shock
Quisiera regresar el tiempo,
Solo un momento,
Y escupir…

El amonio, de mi tracto intestinal
Amonio, que al fin decidí tomar
Amonio, agridulce miel y hiel
Amonio…

Así se escucha...

I-ME-YO o ¡Ay!, mi Yo

Yo tocaba en una banda de rock. De punk. De Ska. De lo que sea. Y mis canciones no eran – no son- la gran cosa.
Yo traía el pelo largo y decía “!Mierda!” y caminaba libre con flamantes tenis comprados por mis papas.
Yo me emborrachaba por las madrugadas, con amigos, en callejones y patios.
Yo Juraba por John Lennon, por Kurt, por Rockdrigo, que jamás me vendería. 
Yo me sentía poderoso con los tres tonos que me sabía en la lira.
Yo me decía agnóstico y me burlaba por igual de Cristianos cerrados y de metaleros acérrimos.
Yo sonreía franco.
Yo pensaba que moriría a los 30.
Yo era joven.
Yo pensé que nunca me divorciaría. Aun no me caso, pero ahora no lo descarto.
Yo desde que era puberto quise ser gringo, por que eso cabrones pueden trabajar 4 o 6 horas en un empleo mediocre y les sobra tiempo y dinero para tocar en un grupo de rock por las noches.
Yo gustaba de escuchar música a altas horas de la noche y con el alcohol me ponía pesado. Hoy soy un pesado de tiempo completo.
Yo no estaba pasado de moda.
Yo no estaba -no estoy- interesado en las modas.
Yo siempre he querido calzar unos Dr, Marten color vino.
Yo me enamore una vez. O dos.
Yo siempre les reprocho a mis padres no haber sido ricos. Y luego siempre me arrepiento.
Yo todavía detesto que a mi papá le gustaran los Beatles y que tuviera discos de ellos en la casa y que mis tíos fueran músicos y que yo descubriera un placer indescriptible en las melodías, por que entonces y solo entonces, hubiera tenido una oportunidad de ser feliz.
Yo soy el y tu eres yo y todos somos a la vez, mira como corren como cerdos ante un rifle, mira como vuelan,estoy llorando…
Yo no valgo madre.
Yo le hacia caras al Güisqui.
Yo tengo baja autoestima.
Yo soy la mera reata. Flácida.
Yo soy un ebrio.
Yo nunca le entendí al pinche yo-yo…
Yo tengo calor.
Yo extraño a mis amigos.
Yo soy un ebrio… ¿ya lo dije?
Yo…Yo…

sábado, 21 de agosto de 2010

Huracán

Intentaba terminar lo comenzado. No podía darme el lujo de dejarlo inconcluso, no después de una vida de de dejar las cosas a medias. Si instantes antes la visión perfecta se había presentado ante mí, la visión de la obra terminada en su totalidad; y el hermoso proceso, recreado mentalmente, paso a paso, milimétricamente, todo contenido en fracciones de segundo pero inmensa y placenteramente perpetuo en un fogonazo, todo eso en mi cabeza…Simple y sencillamente lo tenía que concluir.
“No tienes los huevos…” dijiste, y esas palabras fueron el detonante. No hubo manera de dar vuelta atrás; me volqué sobre mi creación y como generalmente sucede con las grandes obras, solo paso un instante para que de la nada brotara la idea maestra, la revelación de una y mil musas; una revolución de fuego que lo arrasaba todo, fuego por mis extremidades, extendiéndose de forma virulenta por todo mi cuerpo y justo cuando todo encajó al fin en su lugar, el tiempo se detuvo: Rodajas de memoria se agolparon con fuerza; rodajas de recuerdos, de días, de noches y mañanas, pequeños flashazos de otros tiempos, de otras horas, de sonrisas, de guiños. Y reconocí el lienzo; un lienzo dispuesto. Y ya no hubo mas recuerdos y el tiempo se descongeló con el calor de mis manos, y si hubiera podido distinguir mi rostro en tus pupilas, hubiera podido ver una sonrisa de placer, de éxtasis, y eso era apenas un gesto borroso de mi alma, apenas un murmullo que hacia eco del griterío desordenado de mi interior.
Entre manotazos y cabellos revueltos, vi la blancura tornase en rosa, luego en rojo y finalmente en manchones violáceos.
Una gota de sudor se escurrió desde mi frente cayendo en tu rostro inmóvil, devolviéndole el sonido al cuarto -hasta ese momento mudo espectador de mi creación- y entonces desde la televisión escuche a un reportero capitalino hablar acartonadamente sobre la gente del norte del país que lo perdió todo por el huracán Alex.
Y recordé que hacia tiempo había escuchado en algún lado que el artista sabe -intuye-, cuando su obra ha sido terminada; sin embargo, yo continué apretando un largo rato.

Y apretaba, y apretaba, y apretaba…


*Dedicado a Las Madrastras, camaradas y gran BANDOTA Coahuilense con la cual roló el Estorbo hace ya algunos añejos en la gira Machacado al estilo Coahuila, en especial al Julián Herbert, que si le intelíge a eso de armar enunciados coherentes, no como uno…


jueves, 12 de agosto de 2010

¡Que buen Chufle carnal, que buen Chufle!

El primero en llegar fue Lora; traía unas caguamas bien heladas y venia con el charly haptvogrf –sepa-que-madres y el Ernesto de León; Chacoteros, y albureros como ellos solos, iniciaron la tardeada con una contundencia rocanrolera que ya quisieran pa’ un domingo muchas banditas actuales, de esas autollamadas “indis”. Tan clavado estaba en la macicez de las tres almas pasoneadas, que no me di cuenta que el Rockdrigo ya estaba recargado en una esquina, viendo con una sonrisa de complicidad el desmadrito del pelos chinos y compañía. 

Al grito de ¡zaz!, el profeta del nopal empezó a refinarse himno tras himno del universo rupestre, con su clásica guitarra de palo madreada. Mientras el Rockdrogo le daba sendos tragos a la caguama, que se van apersonando los DirtBombs con todo y sus dos tracas ponedoras y que le tupen a su “underdog” poniendo a brincar a todo el personal y ¡tómala! que atrasito ya estaban los Queens of the Stone Age, con todo y Mark Lanegan y Dave Grohl en chores (no shorts, esos son de fresas) y sin playera, todos con las jetas trabadas y las pupilas temblorosas y que se rifan con “ A song for the dead”, ¡Uta, Madres! El cuarto valió madres; todos pataleábamos y brincábamos como gallinas despescuezadas mientras el Rockdrigo acertó a decir ochenteramente:” tssss, ¡Que acelere se cargan estos green-gos, carnal!”.
La fiesta estaba en su apogeo y llegaron los Eskorbuto que, como buenos punks, se ganaron varias rechiflas (mías no) al tocar hasta la madre de pedos “Cerebros Destruidos”, cosa que les vino valiendo pitos; pero cuando se aventaron “Rogad a Dios por los muertos” e “Historia Triste”, hasta los flemáticos de Muse (que instantes antes ya nos habían recetado “Plug in baby”) brincaban y escupían pa’ arriba. Los recién llegados Botellita de jerez, se acercaron a saludar a Iosu, Juanma y Paco y entre eructos y pedos, que se rifan con “La Malinche” con toda la bola de cabrones coreando esa bonita parte de la rola que poéticamente reza: “!TODO LO NACO ES CHIDO!

Eran apenas las 10 de la noche y la casa ya era un hervidero de freaks, greñudos y borrachos; Janis fue la primer morra en llegar y no venia sola: un Jack Daniel’s a medias la acompañaba mientras nos hipnotizaba a todos con “Summertime”; despuecito cayeron en montón Las ultrasónicas (con caguama en mano y rifándose con “Vente en mi boca” y “ñero”), las Bangs con su “burnout” y los Pixies que venían cotorreando con los Niños Mutantes. De pronto escucho unas voces y carcajadas hartas conocidas, volteo y y que son mis carnales estorbosos: el pablo, el tako, ruko, rojo y el trusko! ¡Qué pinche gustazo verlos! y que nos aventamos “Jevi Motos” , pa` no desentonar con el desmadrito; para mi sorpresa la banda bailaba y festejaba nuestro ruido desafinado y mis aullidos de perro atropellado. Se siguió Calamaro con su “ Flaca” y despuesito Elliott Smith con algo del Roman candle. En ese punto de guitarras acústicas y rolas introspectivas, se me acercan Josh Homme y la Jenny bombo pa’ pedirme las llaves del carro, quesque ya habían pasado la gorra y que iban a comprar más bironga y otras cosillas. Les digo: “no mamen! Ustedes ni conocen Monclova! Que los lleve Trusko y por fa, localícenme al güero de Seattle; díganle que esta chido el cotorreo, ¡que se eche el voltion junto con Krist!”.

-¡Mmmta ma…! Ni pedo, ya nos pusieron chaperón güero- fue lo que dijo la Jenny carcajeando.

Y apenitas se fue el trío de viciosos por más cheve y que llega la ¿Real- Esa?, ¿la ralea- esa?, ¿la ría-ilesa? Neeeeel, LA REALEZA, así con mayúsculas y en letras multicolores de acido alucinógeno: ¡LOS BEATLES cabrones! Y aunque no traían sus trajes pastelosos del sargent Dr. Peper, sino mas bien sus trapos jipi-chamagosos de la etapa Let it Be, toda la raza se quedo boquiabierta, en un mutis-asombrado-azorrillado-Ay-Can-Biliv-et. Todos excepto los ya mencionados Eskorbutos, que junto con ALi Gua Gua, estaban entretenidísimos jugando a ver quien llegaba más lejos los gargajos.

-¿Por qué el asombro Banda? ¿Acaso os no sabéis que los Cuatro omnipotentes nunca faltan a mis pachangas-pedas-dionisiacas?-Espete parado en un sillón de la sala, con acentito mesiánico. Dicho esto, todos soltaron un alarido ultra-fanaticoso y que se arrancan the Bitols (con acento ingles, off course) con “I want you ( she’s so heavy)”. No,no,no,no,no…Pachequez efectiva y densa; hasta los más punkis cerraban los ojitos y movían la cabeza con las notas sico-apocalípticas del tema en cuestión. Al final de la rola no se hicieron esperar los gritos de “¡otra, otra!” y que se arrancan con “Helter Skelter”; y fue como si una aplanadora de fuzz nos pasara a todos por encima. 

- !No mames bro, eso es Stoner!, dijo un guey de los Nébula, que acababan de llegar.

- “Nel pastel, eso es choncho y grasoso grunge carnal” replico Mark Lanegan con su característica voz aguardentosa de tanto whisky.

-No cabrones, eso es stoner, grunge, proto-metal y rock a secas, todo al mismo tiempo; ¿Qué no lo ven? Son los foquing Bitles!, !Los amos y señores del universo sónico, cuyo evangelio sonoro-popero resplandecerá por los siglos de los siglos rockeriles, amén! Remato un Ozzy Ousborne joven y que, sorprendentemente, no tartamudeaba. Por un instante los tres se vieron a los ojos con cara de: “¿De qué chingaos estábamos hablando? “, para luego soltar una sonora carcajada al unísono y chocar sus respectivos vasos de güisqui pelón, caguama Pacifico cachonda y copa de cristal con sangre de murciégalo con rabia.

Los Beatles todavía se aventaron “I am the walrus”, “ A day in the life” ( esta a petición de su servilleta, que no dejaba de gritar como morrita de los 60’s) y pa’ recordar sus pasoneadas en Hamburgo, “ I wana be your man”, que les salió cuasi punketa de lo anfetamínico que andaba el Ringo.

Después de eso, John Lennon, con Yoko pegada como sanguijuela, se fue a una esquinita del cuarto y amenamente se puso a cotorrear con la raza sobre la desigualdad social y la paz mundial, mientras se despachaba una botellofona de champagne de la más finolis.
Durante un rato, solo se escucho el murmullo y las risotadas esporádicas de los asistentes a tan amena reunión, pero nanay de música.“¿Por qué ya nadie toca?”, pensé para mis cavernosos adentros; y yo solo me auto conteste: ¡Pos claro; nadie quiere seguir después de los Beatles! 
En eso veo por la ventana que cuatro enchaquetados de cuero se están brincando la barda de la casa; ¿Serán? Si..No…¿Si? ¡Si!
¡Son Los RAMONES! Me les acerco y con la emoción saltandome en el pecho en pelo les digo:

-¡que chingon que se dejaron caer!, pero ¿Por qué se brincan la barda? El portón está abierto.

-Es la costumbre camarada, la costumbre…-Me respondió el Marky con el pelo de cazuela llegándole a sus oclayos de loco.

Dicho esto, que agarran los instrumentos y al ya clásico grito de guerra GUAN-TU-TRI-FOR (¿ o fue acaso un: ¡CUAN-TO-GRI-FO!?) Que se desata la más primitiva y acelerada distorsión de la noche. Los Ramones tocaron por casi 10 minutos y si hubieran tocado 1 minuto y medio más, se habrían aventado toda su discografía.
Después de eso los Oi-Skall-Mates rifaron sido con su “69”, y luego los Meser Chups pusieron en buen punto la pachanga con su lounge-horror-surfero.
En eso llegaron Trusko, Homme y Jenny Bombo con el nuevo cargamento de cartones de chelas heladitas, mezcalitos al por mayor y como 12 botellas de güisqui barato. El pachangón seguía su curso: Ora El Otro Yo amenizaba con su Traka-Traka, Ora Diamanda Galas nos ponía los pelitos de punta; Los Credence se aventaban “I put a spell on you” y “rambla tamble” y luego R.L. Burnside nos recetaba unos de los blueses mas cabrones jamás creados.

Cabrito Vudu,Los Natas, kultur Shock, The jayhawks, Disidente, Jackpot, los Sonics, Dead kennedys, el Haragan, la ELO, NOFX, Little Joy, los Cramps,Robert Johnson, Black Flag, Sonic Youth,Karma to Burn, James Brown, The Fuzztones, Radiohead, todos se rolaban los instrumentos; bueno, hasta Maria Dolores pradera se rifo chido con “La flor de la Canela”.

De repente, justo cuando Arcade Fire comenzaba con “No cars Go”, me percato de que hay un bulto sentado en la banqueta de enfrente. Cruzando entre el gentío y con dos cheves indio en la mano, me dirijo hacia la figura y distingo sus pelos güeros. Lo sabía. Me siento a su lado, y le doy una bironga. Ahí estuvimos un rato, sin decir nada, solo escuchando la música.

-Esta shido el desmadre, no?- Me anime al fin a decirle.

-Traen buen pedo esos vatos; su música tiene alma…-Me dijo muy quedito con la barbilla recargada en su mano izquierda, y después le dio un trago a la indio, con la vista fija en ningún lado, escuchando atento la música de los Arcade Fire.

-¿No quieres ir adentro? Hay un buen de camaradas a los que les gustaría mucho saludarte…

-No, no quiero aguadar la fiesta. Mejor aquí me quedo. Gracias de todas formas…- Respondió con un intento de sonrisa.

Arcade Fire había terminado de tocar “Neighborhood #1” y entre los aplausos y los gritos, fue Christian Aldana quien entrecerrando los ojos se percato de con quien estaba platicando; se le acerco a Maria Fernanda, Marifer fue y le dijo a kim Deal, Kim a Lee Ranaldo y de repente vimos como toda la banda de la fiesta estaba muy atenta viendo hacia donde estábamos mi acompañante y yo.

-pinches fisgones-refunfuño el muy cabrón.

-Esta no es una fiesta cualquiera; no sabes de lo que te estás perdiendo- le dije en tono conciliador.

Entonces volteo y por primera vez le vi los ojos; unos pinches ojos azules que decían más que sus palabras, por muy gay que se lea. Se rió y dijo:

-Ok güey, vamos.

Caminamos hacia la casa y todos nos veían en medio de un silencio algo incomodo. Antes de cruzar la puerta, los Aldana ya estaban colgados del suéter verde del Cobayas, moqueando y llorando, apretándolo como si se les fuera a evaporar en las mismas manos. Sin poderme contener, hice lo mismo y uno a uno, la concurrencia se fue uniendo a aquel abrazo grupal de rockeros sentimentales, como en escena dramática de película gringa chafa. Fue entonces que el mismo KurCo dijo:

-¡Ya, no mamen! Se trata de hacer ruido, ¿no?, ¡Pues a chingar bocinas!

Todos gritamos y aullamos como preparatorianos noventeros, y de pronto Cobain ya estaba colgándose su Jazzmaster barítono acompañado por el Grohl en la traca y krist en el bajo (¿a qué chingadas horas llego el Chris?) y zumbale: “Negative creep”; un slam que abarcaba la sala, dos recamaras, la cocina, el baño y la mitad del patio se desato como huracán endemoniado. Le siguieron con “milk it” y después “aneurysm” y cuando Kurt vio el desmadrito que había (fue Jello Biafra el que tiro la tele al suelo), desacelero un poco la cosa aventándose con lira acústica “Where did you sleep last night?” junto con Lanegan y bajo la miradas atentas de RL Burnside y de Robert Johnson. “Así que esto es lo que desatamos, eh?…” debió pensar Mr. Johnson. Y eso que no llego ninguna banda de Emo-Death-Porno-Core.

Sudando y con una sonrisa de oreja a oreja, Kurt se acerco a saludar efusivamente a Lennon y a Joey Ramone, que se destornillaban de risa con las pendejadas y chistes de Fat Mike,el Hefe y Henry Rollins y ahí se quedo un ratote, carcajeando con los demás, sintiéndose ( al fin) aceptado entre su propia tribu.

Ya como a las tres y media, bastante pedo y con guácara en la chamarra de cuero con estoperoles, llego Tim Armstrong con los demás Rancid. Empezaron con “Maxwell Murder”, pegada con “time Bomb”, luego con “ Black & blue” y todo iba bien, pero a mitad de “1998” el Tim azoto la guitarra contra el suelo y se le lanzo al pescuezo del grandulón de Josh Hommes; Lars Frederiksen también arrumbo la lira y se lió a chingadazos con Oliveri, y lo que hasta el momento había sido una velada con saldo blanco, se convirtió en tremendo zafarrancho de todos contra todos con pastelazos y agua de riñón incluidos. Chales,y todo por unos cochinos calzones rosas holanudos.

Minutos después Las reinas y los rancios ya habían sido tranquilizados, pero tambien  gran parte de la banda ya había emprendido la graciosa huida ante el temor de un inminente arribo de los siempre amables y educadísimos antimotines monclovenses. Los Beatles, salieron por la ventana del baño, los blueseros se fueron a la cantina más cercana a seguir pisteando con los Cadetes de Linares, y así como casi siempre pasa, me quede solo, ebrio y con la casa volteada patas pa arriba, entre latas de cheve, vidrios quebrados y fluidos de dudosa procedencia regados por el suelo.

¿Solo? Miento con todos los dientos. Ahí estaban Arturo Meza y Otis Redding (el eterno Otis Redding) viéndome con una sonrisa en los labios mientras intentaba inútilmente ponerme en pie. Escuche “ Madre”, “Si tuviera un corazón” y “Don Guiñapo”, y sentia como se me estrujaba el alma; intente seguir la tonada, con los ojos vidriosos, pero estaba muy muy pedo. Después escuche como Otis el Grande se aventaba aquel soul rompemadres “A change is gonna come” y las trompeta salían de no sé donde, y esa guitarra con trémulo y la VOZ, la tremenda voz del señor Redding llenándolo todo en el universo y una melancolía cabrona me empezó a recorrer todo el cuerpo y entonces comencé a llorar como un niño abandonado en el tutelar de menores, con tosferina, en plena navidad y sin zapatos; y me empine la botella de Passport (to hell) y a borbotones quería inundarme toditita la conciencia con alcohol y esa música toca-fibras.

Y Otis seguía despachándome esas enormes baladas soul en crechendo con trompetas del apocalipsis: “ole man trouble”, ”I’ve loving you too long” , “pain in my heart” “you don’t miss your wáter”, hasta que el maestro Meza se compadeció de mi maltrecha alma y tocándole quedamente el hombro al morenazo, le dijo: “creo que ya bebió más de la cuenta”.

Entonces entre los dos, como mis perros guardianes, me tomaron de los hombros y de a cuervito me llevaron hasta la cama llena de virutas de Doritos nachos y almohadas babeadas. Alcance a escuchar, ya como en un sueño retacado de eco, el ya clásico silbidito del final de “ sitting on the dock of the bay” que se desvanecía lentamente, hasta que no quedo sobre el ambiente ni un solo ruido, ni un solo acorde; solo nada, oscura y silenciosa nada.

No se cuantas horas después abrí lo ojos lagañosos y pude ver el cable de los audífonos y el ipod con la batería descargada sobre mi panza atiborrada de piquetes de zancudos.

-¡que buen shuffle!- pensé con una sonrisa en los labios, todavía medio pedo. 

Sobra decir que me levante a abrir otra cerveza para cerrarle el paso a la cruda.


viernes, 23 de julio de 2010

El mismo cuento

El Bote del baño esta copeteado de papeles sucios, manchas marrón aquí y allá desparramadas sobre una blanca montañita de papel higiénico barato. Le doy un trago al güisqui tibio y siento que la porcelana comienza a calarme en las sentaderas. Dos. O dos y media. Ruvalcaba se resbala de mi mano, abro los ojos y me estremezco. Luz amarilla de foco de 60 watts. Noto que un hilillo de baba se escurre de mi boca y veo mis uñas negras de mugre. Siempre que tomo se ponen así. Se me ocurre una canción, un estribillo apenas; y en ese mismo instante se me desocurre. Pongo el vaso en el lavabo, limpio mi trasero (es un decir) y con el pantalón y mis truzas blancas enredados en los tobillos, salgo del baño dando pasitos cortos, tambaleándome entre mis propia risa. De repente se me ocurre que si me caigo y me golpeo la cabeza, y sangro y quedo inconsciente, nadie va a ayudarme; y entonces, si la descalabrada es seria, y la hemorragia es fuerte, puede que tal vez muera y cuando alguien me eche de menos, tal vez dos o tres días después, vendrán a buscarme y entonces al abrir la puerta me verán con los pantalones y mis truzas blancas enredados en mis tobillos y entonces alguien intentara hilar alguna historia sobre que fue lo que realmente me paso, y toda esa sangre ocre regada en el suelo y mi libro de Ruvalcaba en mi mano izquierda y el vaso de Güisqui en el lavabo y yo con la cabeza abierta y el trasero al viento…
Ok. Se me borra la risa, me subo los pantalones y me tumbo en el sillón. 
Para cuando sale el sol me doy cuenta de que mi saliva seca endureció algunas páginas.
Si, es el mismo cuento.


sábado, 8 de mayo de 2010

Codepende(je)ncia


Amenacé con romper su tele y ella con llamar a la policía. Me hubiera jodido. ¡Tráiganme un gato, e intentare comerlo vivooo!, voy a bailar por todo el patio pisando el excremento seco, hasta que se doblen mis rodillas y quede paralítico. Es el calor, fue la bebida, fue la noche, fui yo, todo yo, todo yo, y tu, bruja maldita controladora. Kurt & Courtney región cuatro. Muy mal remedo, por que yo no soy un suicida o un asesinado, que más da. La sobada historia de “no puedo vivir sin ti, pero contigo tampoco”, ¿Cuantos habremos así? Personas perdidas, aferradas al humano equivocado. En fin.
 Mi vida cabe en dos bolsas negras de basura. Todo es un asco aquí y, no lo odio, pero el perro orina donde sea. Cucarachos bebes se pasean a su antojo y los malditos grillos no dejan de hacer chirriar sus patas rasposas. Y yo, soy una plaga mas enmugreciendo la casa.
Conduje con la vista fija en el pavimento azulado y reluciente. Un amigo siempre estará ahí para cuando regreses de bucear en el infierno y entonces te tomara de las axilas y te arrastrara hasta la orilla de la ciénega apestosa de tu existencia, para que no te ahogues entre tus propios desechos; te vigilara para que no te pase lo que a Hendrix, para que no te conviertas en un Brian Jones, en un Bonzo, un keith Moon, o bien, a falta de notoriedad y talento, en un desdichado de los que adornan las portadas de los pasquines de Nota Roja tan populares entre el vulgo.
 Es de mañana. Veo. Respiro. Vivo. Eso creo. Me recuesto en la cama tibia y el cuarto se cierne sobre mí. Cierro los ojos y mi cabello sudado me moja el cuello. Dos horas. Tres. Cinco. Casi ocho. Despierto. Me llama. Hablamos un poco y después de discutir tan serenamente como podemos, volvemos a empezar. Aquí vamos de nuevo, compre su boleto, no se quede fuera, el espectáculo esta por comenzar.



lunes, 8 de marzo de 2010

Songs: Ohia y Magnolia Electric Co



¿Como no bajar la guardia? ¿De que manera se podría ser inmune ante los acordes y la voz de Jason Molina? ¿Cómo lograr evadir el torrente de emociones -subiendo por el estomago y erizando la piel- que provoca esa música que pareciera concentrar toda la melancolía del mundo en estos audífonos baratos? Una voz que parece tranquila y desesperada al mismo tiempo y una guitarra que bien pudo ser grabada al aire, en un cuarto vació y con un micrófono chafa, pero que encierran tal poderío y sombría majestuosidad que uno no hace mas que rendirse, cerrar los ojos y dejar que el trago baje lento por la garganta.
Eso es Songs: Ohia, banda del ya mencionado Jason Molina, y de la cual fue fundador y único miembro fijo. Oriundo de Ohio USA, en sus composiciones pareciera pasearse la soledad y la tristeza a sus anchas. Lo suyo es un Blues desgarrado, Folk de verdad, canciones tristes para gente solitaria. 
Desaparecido ya este proyecto, Molina creo Magnolia Electric Co., cuyo trabajo es una extensión, si acaso algo más pulcra y no por eso menos efectiva, de lo que hizo con Songs: Ohia.
Considerado por muchos como una versión actualizada de Neil Young, mi percepción es que los matices de su música tienen características propias y personales. Con canciones que parecerían susurrar en el oído de una manera íntima, sus tonos tocan fibras desde el instante en que se descubre la voz franca, directa y sencilla de Molina.
Desde cualquiera de sus proyectos, la voz de Jason Molina es el lamento catártico del perdedor, del hombre desolado, del que clava la vista en la barra de una cantina solitaria con el corazón estrujado. 
Voz y guitarra, desatando la marea interior del hombre común, de quien por elección o destino tiene las cosas en contra.

No diré más.

He aquí un grande.


miércoles, 3 de marzo de 2010

Burning Brides


HUEVOS. No hay otra definición. Si acaso puro y genuino ROCK; sin tapujos, sin barroquismos, sin subgéneros o edulcoraciones. La actitud de este trío poderoso y cabronamente ruidoso se manifiesta desde la primera escucha y es como un gancho filoso y puntiagudo que atraviesa los oídos y te mantiene sacudiendo la cabeza enérgicamente como pez en el anzuelo.
Si bien la formula no es nueva, El sonido trepidante de estas “Novias Ardientes” le regresa la agresividad a las guitarras a punta de distorsiones sin concesión alguna y pareciera que recupera la senda justo donde la dejó Cobain, emparejándola a la lodosa brecha del Stoner.
Grunge y Stoner, los hermanos bastardos, al fin re-unidos de una manera casi natural. “Pedro que gusto de verte…”, dirían los Tigres del Norte.
Formados desde 1999, es sencillamente una sorpresa para mi descubrir (en el blog de Mercenario, del cual sin duda les platicaré en otro post) a una banda tan completa y compacta y aun sin los reflectores de los medios masivos(*). Abridores en conciertos de Queens of Stone Age y A perfect Circle, es un gusto ver (por medio de YouTube) que siguen tocando en bares pequeños y la energía que se trasuda en esas presentaciones es sencillamente la mejor demostración de la fuerza de esta banda. Tengo que verlos en vivo.
Puedo sonar como un fanático, pero tengo media hora escuchándolos y no he adelantado ninguna canción, así que todo indica que terminare haciéndome “fans a morir” de los Burning Brides.
Chingado, de veras que es un gusto hallarme este tipo de bandas.

La excelente foto es de Brian Romero, Artista, fotógrafo e ilustrador de los Angeles CA.

(*)Esto al parecer no es tan cierto, ya que una de sus rolas salió en un Guitar Hero y también participan actuando (¿?) o en la banda sonora de SUCK, una película (comedia negra) de vampiros donde sale Alice Copper, Iggy Pop y Moby(¿¿¿???) que todavía esta por estrenarse.


jueves, 18 de febrero de 2010

palabrería

Mis palabras son manchones en paredes, bocanadas de vaho en los vidrios empañados. Mis palabras son dibujos titubeantes con colores de cera, manos temblorosas en  un cuerpo inexplorado.  Son música de niños, de tonos discordantes; flautas de pan repitiendo las lecciones de la tarde. Mis palabras son coágulos ocres  emplastados en banquetas, es jadeo intermitente y el eructo inapropiado, el ruido de la orina golpeando  entre los bloques, la miseria conjugada  y un fraseo de lamentos. Mi palabra es  vana, insulsa y trastocada y no por eso se mantiene aprisionada. Mi palabra tiene piernas y se arrastra, rasgándose entre  piedras  afiladas; es guerrero derrotado, es la hierba que se corta y que se quema. Mi palabra es floja, inconsistente; es reclamo adolescente anacrónico y ya rancio; mi palabra va de largo, convencida de que el mundo será sordo a su estridencia. Mi palabra parapléjica  sobrevive a los  legrados que buscaban abortarla, Mis palabra no es de fuego, tampoco rayo de hielo;  no es siquiera hiriente sarcasmo -último refugio del que le teme al rechazo-, es más bien baba lechosa, de quien mantiene cerrada su boca en anonimato; no hay verdades ni rupturas, tampoco despejan dudas, no son lumínico-etéreas. No, mi palabra es ignominia, es parte diseccionada del colectivo ordinario; es mestizaje sin rumbo viviendo entre los chiqueros. Mi palabra es la tibieza del que agacha la cabeza; es basurero de verbos. tiradero de gerundios, panteón de los sustantivos.

Mi palabra  tiene tierra y oxido en los pulmones; mi palabra es una cuerda reventada y un vaso de nieve seca con refresco de toronja y cenizas de cigarro.

Mi palabra  ni es palabra; es palabrería hueca y su nombre es legión.

Amor a los trompos

“Uhh, este vato; le tiene amor a los trompos…” me decían los  niños mas grandes –mas maleados- del vecindario, cuando  me quebraban mi trompo recién comprado, con los colores todavía vivos y el sedal  blanco y sin mugre. Yo me iba a mi casa, con los pedazos de madera recién partidos, abiertos como carne. Las risas y las burlas sonaban a mis espaldas, y me aguantaba el llanto mientras me alejaba de la esquina.

Yo no lo sabía, pero el trompo  quebrado en realidad no era lo que me dolía; era la sorna y el sentimiento de abuso y rechazo, era el mal pedo y agandalle  de los demás, la intuición de que te acaban de hacer pendejo, la inferioridad latente en los huesos, el saberse el miembro más débil y vulnerable de la cuadra; todo eso tomaba forma de trompo quebrado y dolía como la chingada.

Hoy un trompo quebrado (el objeto) me tendría sin  cuidado; pero como la vida es una combinación de repeticiones  con infinidad de variantes, el trompo de mis años infantiles va tomando formas diferentes, y por lo general, progresivamente mas dolorosas.

La vida, ingeniosa como ella sola, encuentra cada cierto tiempo formas nuevas de quebrarme el trompo, y yo, como en aquellos lejanos años, lo sigo colocando inocentemente sobre la banqueta, esperando el  golpe fulminante, las bullas, los gritos y risotadas.

Y es así que hoy traigo un trompo gastado en el bolsillo, enredado en la cuerda de mis vicios, con la cabeza quebrada de problemas y la punta de metal  floja y achatada a punta de errores; canqueado, viejo y despintado, dispuesto aun a girar lastimeramente errático.

Si, le sigo teniendo algo de amor a mi trompo y ahora aquí estas tú,  bailándolo en tu mano, inconsciente, divertida,  sin imaginar siquiera que, si se te cae,  se desmadraría sin remedio.

domingo, 14 de febrero de 2010

Los días verdaderos


Hubo un tiempo, cuando era niño, en que los martes eran buenos. Después cedieron su lugar a los jueves, y estos adquirieron un aura mágica; vivir un jueves era sinónimo de buen humor y gozosa expectativa. Con el pasar de los años, los viernes heredaron el titulo de “Mejor Día de la Semana” gracias a sus exquisitas tardes promisorias y sus noches que traían invariablemente consigo fiestas y amigos. No tardaron mucho los sábados en convertirse en los “Reyes de la semana” con sus mañanas inocentes y placidas, sus tardes activas y hogareñas, pero sobre todo por esas entrañables noches donde amigos y enormes cantidades de alcohol y rock hacían que el alma se sintiera libre, como corriendo en una jungla donde todo podía pasar. En esos sábados, la inocencia y el mal convivían en una simbiosis rockanrolera y en un continuo descubrimiento de nuevas formas, sonidos y corrientes.
Poco a poco, el sentido de los días se fue diluyendo y comenzó a dar igual si era lunes o miércoles o incluso un detestable domingo. Los días solo eran un manto borroso y suave que cubría el devenir de los sucesos y las historias. El alcohol se escurría en las madrugadas de los martes y se podía estar tranquilamente sobrio un viernes por la noche.
Hoy, a los días los delinea la rutina. El engranaje que no admite sorpresas, los ha transformado en cajas de cartón donde solo cabe lo que debe caber. Días para esto, para aquello y lo otro; No hay lunes que se vea como jueves o un miércoles que se sienta como viernes; todo esta trazado por un orden inamovible y abominable. Casillas de eventos claramente rotuladas para que nada se salga de control, puertas que al abrirse siempre llevan a los mismos lugares; calles, recorridos, mañanas, tardes y noches; todo etiquetado para que ocurra en el día previsto. Días insípidos, días cuadrados, días delimitados en el área del hartazgo.
Si bien es cierto que el viernes aun conserva un cierto aire de expectativa y que un sábado todavía sabe encontrar un poco de alcohol y rockanrol, e incluso que el eternamente aguado y aburrido domingo cede un poco para admitir en su horizonte algún concierto o una mañana hermosa, también es verdad que la rutina no deja de pasearse por toda la semana, con su enorme y pesada capa gris de insatisfacción y frustrante decepción.
No estoy muy seguro de que en algún futuro los días verdaderos regresen a mi vida. En realidad no se si mi sombría percepción de esta serie continua de semanas pegadas de manera tan desangelada, se deba a alguna mal función en los procesos bioquímicos de mi cerebro.  
Tal vez todo lo que hace falta es una buena dosis de complejo B directo a la vena, para que un lunes luminoso y lleno de gloria llegue a la vida de este quejumbroso sin remedio.


lunes, 8 de febrero de 2010

Podrido


Hay dos brazos flacos en mis piquetes de agujas oxidadas y perros que me miran de soslayo; una vela prendida para un santo; cualquier nombre, cualquier milagro. Mi madre espera lo que yo olvide a los doce años; me cubre con la sabana vieja que es su manto; intenta darme el calor que ya no tengo, pues hay frió empedernido entre mis manos y lodo en mis zapatos desgatados. “Estoy podrido, Madre”, le digo con el último resquicio de cordura; “Tírame al río, con las ratas…”; y ella acaricia mi cabeza y amaga una sonrisa ya apagada. “Tírame al río, Madre; y deja que el fango llene mis venas maltratadas; tírame al río y que el agua cenagosa cure mi fiebre y la basura cubra mis escamas…” Y ella conserva la mirada serena y esconde el dolor entre sus canas. “Ya no tengo la fuerza para otra pinchada, y ya no puedo ser tu niño de hace años; de verdad, tírame al río, mírame, soy solo un vago…” Ceso el ruido inconexo que usaba por palabras, y pude sentir la tibieza de sus manos; un recuerdo borroso cruzo mi mente como un bálsamo, y era su pecho, el de mi infancia, con su latido calmo, su regazo. Fijé mi vista en sus pupilas y de mi boca escurrió un hilo de baba; y alcance a oírla decir con voz cortada: “Si fuiste un vago o no, no importa nada; eres mi niño, ve, descansa…”

sábado, 6 de febrero de 2010

Amanecí


Amanecí muerto y después me revivieron.

Amanecí por que Dios quiso. O Por que esa madrugada el Diablo estaba enpiernado con la Muerte; o nada mas por que si.

Amanecí y no pensé nada; por que no se piensa nada después de beber varios litros de alcohol  abrazado de una noche fría  y solitaria como la chingada; si acaso se ve medio borroso a un sol lagañoso asomarse por los cerros pelones y azulados; si acaso se cuela por la tibia cerilla, el ladrido de algún perro y el escándalo de los chileros juguetones que nada saben de hombres crudos.

Amanecí y el asco me recorrió la garganta, brotándome agriamente desde las tripas y quitándole la espesura a mi saliva maloliente.

Amanecí y no se si esperaba hacerlo, como tampoco casi nadie espera morirse de repente.

Amanecí muerto y muerto anduve por los pasillos estrechos de la normalidad, topándome de frente  a uno que otro zombie, que, al igual que yo,  no intuía siquiera su hedor de mortandad.

Con un temblor-derrama-tazas-de-café, con una vena pulsando lastimeramente en la sien, amanecí meado y cagado, como cagado y meado es mi destino y me quede ahí, recargado en la fresca humedad de la barda viendo placidamente –solo un poco- el infinito azul del cielo, que pa´l  pinche caso ni es infinito.

Tenia tanta mierda en la cabeza - metafórica y/o literalmente-, que no recuerdo bien  como es que  volví a la vida, pero estoy aquí; abrazado a tus muslos blancos, como marino ebrio y asustado después de hundido el barco.

A veces, el alcohol actúa en  forma misteriosa.

Bunburynesco


No paraba de hablar de Bunbury y yo odiaba a Bunbury. En las tardes terregosas, cuando el sol  es fastidioso y abrasador, caminábamos sin rumbo, sudorosos y con la cara brillosa. La mayor parte del tiempo, yo era un escucha que divagaba mientras ella  se explayaba en datos y anécdotas del cantante. Entonces sus ojos  adquirían un brillo extraño, y su cara era un caudal de excitación y tomaba mis manos entre las suyas  y las acercaba a su pecho apretándolas con fuerza, como deseando ocultamente que Bunbury estuviera frente a ella. Pero no; solo estaba yo sudando  y entrecerrando los ojos para que la luz de las 4:32 de la tarde no me quemara la retina,  escuchándola recitar retazos  de canciones.

Extrañas y dislocadas eran nuestras pláticas y todas terminaban por resbalar en la espiral Bunburynesca: Que si “Radical Sonora” era mejor que Flamingos”, que si la poesía  de sus canciones le volaba la cabeza, que si el “pequeño cabaret ambulante” o que si era el más grande canta-autor que ha pisado el planeta. Y yo lo odiaba; odiaba su torso desnudo y sus pantalones ajustados; odiaba sus pelos chinos y su pose mamona de último bohemio; odiaba sus faramayadas de rocker de los ochentas, pero sobre todo odiaba su voz. Tanto ego en una voz engolosinada de si misma, queriendo mostrarle al mundo de que lado masca la iguana (¿o el rey lagarto?), simplemente me parecía de extremo mal gusto. Pero a ella le fascinaba.

Entonces terminaba  con la boca cerrada, escuchándola decir mi nombre por el auricular,  una vez tras otra, como susurrándolo, y yo entonces respondía: “¿Qué?”, pero la respuesta siempre era  mi nombre y así hasta el hartazgo.

No voy a decir que no era bonita, pero yo era demasiado aburrido cuando estaba sobrio. Además para ella hacer locuras era parte de lo cotidiano, y yo más bien era el tipo que se sentaba a beber su cerveza mientras sonaba la música y algún amigo de ella brincaba por encima de los carros del vecindario en medio de las carcajadas y el ruido de las alarmas. Eso y mi aberración por Bunbury, hizo que dejáramos de vernos.  Eso y el hecho de que un día llegara a su casa y ella estuviera prendida de los labios de un guitarrista de una banda de punk. ¿Debería acaso acotar que dicho guitarrista tocaba en  la misma banda de punk donde yo tocaba? No, no lo creo necesario.

De cualquier forma estoy seguro que fue lo más sano.

 

Como lo dije, soy un aburrido sin remedio cuando estoy sobrio, y en este instante lo estoy.

 

Bunbury continúo sacando algún disco y yo sigo alejado de su horrible voz  hasta la fecha.

 

Así que creo que es una historia con final feliz.

martes, 2 de febrero de 2010



Sin título

Voy de bajada por una solitaria carretera
Me esta llevando madres en una calle de un solo sentido,
Y todo lo que quiero es saber si vas por mi rumbo
¿Habrá un lugar tranquilo donde nos podamos encontrar?

Y amigos vienen y amigos van,
Pero tu siempre estuviste conmigo
¿Dónde chingados va a parar esto? La neta no se;
Ya no llores mas, solo agárrate fuerte

Alguna vez estuve desesperado,
Viviendo en un pueblo sin nombre
Y cuando todo el pedo se ponía oscuro y desolado
Tu me enseñaste como esconder mi pena

Y las reinas y los reyes y los pinches millonarios
Jamás podrían saber lo que yo se,
Y gracias a las estrellas yo soy el suertudo
Gracias por todas las lecciones que se me han mostrado

Me siento rico, siento el poder y la seguridad
Y cuando estoy débil, tu eres fuerte
Una vez en vida, el doble en la eternidad
¿Y sabes que? de todas formas ya nada importa…

Mi traducción patosa de “Untitled”, una chingonada de canción de Social Distortion. Escrita por el Sr. Mike Ness.

El Stoner Soul de The Lullabye Arkestra


¿Cómo definir el desmadre que se cargan estos canadienses? Mezclando la actitud del punk, la potencia del stoner y el sentimiento neto del Soul (si, SOUL), The Lullabye Arkestra logra crear un sonido único y alucinantemente amalgamado.
Temas caóticos, que no tienen ningún reparo en brincar de pasajes de Noise Punk y metal macizo, hacia redondas canciones Soul. Lo mas interesante es que no se encuentra (al menos no lo encontré yo) rastro alguno de pretensión o anhelo de ser “el ultimo grito de la vanguardia sonora” con el que desfilan muchas vacas sagradas del “Indi” y que penosamente no son mas que llamaradas de petate. No, esto se trata de Stoner Soul (¿sub-genero recién parido?) sudoroso y con huevos, sonidos graves contrastados con la rasposa y chillona voz de la vocalista Kat Taylor-Small, contundentes percusiones a cargo de Justin Small, distorsiones sucias y trompetas de ultratumba.
Desmadre y baja fidelidad, energía oscura, todo esto contenido en un disco (Ampgrave, 2006) de 8 temas poderosos y sin fisuras (mi canción preferida: “hold on”) y que dejan con ganas de escuchar mas de este monstruo ruidoso.
Recién me acabo de enterar (God bless Internet) que esta pareja de truhanes tiene un segundo disco titulado “Threats/Worships" que salio a la luz el año pasado; espero escucharlo a la brevedad.

Échenle una escarbada en el interné y comprueben si tengo o no tengo razón.

Y lo digo y lo reafirmo: pareciera que el rock es como aquel cocodrilito que un mocoso malcriado tiró por la taza del baño, en una película gringa, ochentera y mala: Cuando se podría pensar que ya se lo cenaron las ratas, el cabrón esta mas que gordo y saludable, viviendo entre la mierda de las cloacas.
Estoy seguro que el under tiene más sorpresas y mientras sean como esta “Orquesta de canciones de cuna”, todo estará bien.

miércoles, 6 de enero de 2010

21 años despues

Una fila de hormigas paranoicas atraviesa la cocina; alguna carga un pedazo de uña recién cortada. Los mosaicos terrosos a la luz del mediodía, y de afuera llega el eco lejano de una cumbia. Elvis gordo con la cabeza metida en el retrete, el agua mojando su copete sin vaselina. Ella quería que le contara un cuento para dormir, pero el cuento se durmió primero dejándonos a los dos con el ojo pelón en un sueño de adeveras. Entonces mis manos son las tenazas de una maquina de pescar monitos de peluche en el supermercado, y le toco las costillas como un terminador calenturiento. Te dije que te vistieras. La sonrisa se dilata, se alarga. Oh, oh. Ahí viene. Creo que esto dejara de ser agradable.
Todos los niños van en short y tenis al cumpleaños de tomasín, pero yo tengo que calzar mocasines bien boleados y vestir pantalón formal y camisa a rayas, con mi chamarra roja y mi pelo relamido. Soy un señor chiquito pegándole a la piñata. ¡Ay no!, es la parálisis previa al vomito, es el temblor incontrolable, es la saliva como agua, el periódico en el suelo, mi padre sosteniendome del antebrazo, la luz fastidiosa del foco de 100 watts y el pinche casete de obsequio por comprar unas chanclas con forma de insecto; la misma pinche canción por el lado A y B con esa voz dulzona y empalagosa -tan característica en las niñas chifladas que casi dan el brinco a la pubertad- perforando mi cabeza: “Me puse un zapatito / en una calle de cristal / entre muy despacito / en una nave espacial / salí casi volando / entre nubes de algodón / pise muy suavecito / dentro de tu corazón / arco iris de sueños / de colores pastel / de violeta, amarillos como miel / El color de la vida / esperando por mi/ y brincando un mundo nuevo descubrí / quiero andar por ahí, a donde vayas tu/ quiero ir junto a ti, en busca del amooouuooor...”
Mi hermana brinca por toda la casa al ritmo de la pista, feliz con sus huaraches nuevos con forma de alacrán. En el canal 5 pasan Dimensión desconocida, en domingo. Desperté un lunes a las 6:43 am, 21 años después.

martes, 5 de enero de 2010

Güeva


Ni música, ni vagancia. Pase una semana completa alejado del trabajo, pero aun así no pude salir de mi bache emocional. Ando “pa` bajo” y no se por que. Bueno si se, pero no debería ser para tanto. Volví a sentir miedo por las noches; miedo de niño. Me dormía por las tardes en el sillón,  en completo silencio y sin nada que hacer, más que babear mi sudadera y ver  con frió el borroso gris de la ventana. La música era la gotera de la llave y los ladridos de los perros. Si Trusko siguiera en Monclova, otra cosa seria. Lo extraño al cabrón.

¡Pobrecito del alcohol, cuanto tiempo le eche la culpa de mis males injustamente! La botellita me ve desde su esquina, como diciendo lastimeramente:” ¿ya ves güey como no era yo?”. Pos no, no eras tu.

Cena familiar navideña; rico pavo, ricos tamales, ricos frijolitos rancheros. Al día siguiente nos enteremos de la noticia: dos señoras asesinadas en nochebuena, dentro de su casa,  con tal brutalidad y saña que asquea y ofende el simple hecho de guardar semejante suceso en la cabeza.

Amigos esporádicos con esporádicas carcajadas y esporádico rebane. Un ensayo-palomazo lánguido, lánguido. La energía se ha diluido. Rojo se fue a Oaxaca. A relajarse. Que bueno  que al fin le cayo el veinte de que los pobres y jodidos, anclados a este pueblote de mierda, somos los demás y no el.

Una semana  güevoneando y no pude ir a ver al ruco.Ni a mis familiares.

Otro nuevo año. ¿Cuántos mas?