sábado, 8 de mayo de 2010

Codepende(je)ncia


Amenacé con romper su tele y ella con llamar a la policía. Me hubiera jodido. ¡Tráiganme un gato, e intentare comerlo vivooo!, voy a bailar por todo el patio pisando el excremento seco, hasta que se doblen mis rodillas y quede paralítico. Es el calor, fue la bebida, fue la noche, fui yo, todo yo, todo yo, y tu, bruja maldita controladora. Kurt & Courtney región cuatro. Muy mal remedo, por que yo no soy un suicida o un asesinado, que más da. La sobada historia de “no puedo vivir sin ti, pero contigo tampoco”, ¿Cuantos habremos así? Personas perdidas, aferradas al humano equivocado. En fin.
 Mi vida cabe en dos bolsas negras de basura. Todo es un asco aquí y, no lo odio, pero el perro orina donde sea. Cucarachos bebes se pasean a su antojo y los malditos grillos no dejan de hacer chirriar sus patas rasposas. Y yo, soy una plaga mas enmugreciendo la casa.
Conduje con la vista fija en el pavimento azulado y reluciente. Un amigo siempre estará ahí para cuando regreses de bucear en el infierno y entonces te tomara de las axilas y te arrastrara hasta la orilla de la ciénega apestosa de tu existencia, para que no te ahogues entre tus propios desechos; te vigilara para que no te pase lo que a Hendrix, para que no te conviertas en un Brian Jones, en un Bonzo, un keith Moon, o bien, a falta de notoriedad y talento, en un desdichado de los que adornan las portadas de los pasquines de Nota Roja tan populares entre el vulgo.
 Es de mañana. Veo. Respiro. Vivo. Eso creo. Me recuesto en la cama tibia y el cuarto se cierne sobre mí. Cierro los ojos y mi cabello sudado me moja el cuello. Dos horas. Tres. Cinco. Casi ocho. Despierto. Me llama. Hablamos un poco y después de discutir tan serenamente como podemos, volvemos a empezar. Aquí vamos de nuevo, compre su boleto, no se quede fuera, el espectáculo esta por comenzar.