domingo, 29 de diciembre de 2013

No es gracioso



Que risa me dan los políticos cuando hacen sus recorridos en campaña por las calles lodosas, sin pavimento, encharcadas y pletóricas de mierda de perro. Sonrientes, saludan a los vecinos (principalmente señoras) que les  dan el tour de la miseria, del hambre y la incertidumbre como algo natural, habitual. “No tenemos alumbrado público licenciado y hace tres meses que no tenemos agua, pero el recibo nos llega puntual, no se vale licenciado; no se vale…”
Sonríen a las cámaras con su camisita polo (del color del partido al que pertenecen) y pisan de puntitas con sus zapatos caros. Y luego, mientras los niños se amontonan sonrientes  para la foto, sueltan la más trillada verborrea sobre compromisos, entendimiento de la problemática que se vive y un futuro de bienestar y equidad social después de que ellos ganen los comicios. La gente (las señoras) aplauden y echan porras al partido y  en el mejor de los casos hay un refrigerio y a la mejor hasta un grupo norteño para que al menos por esa única tarde, se les olvide  a los mencionados vecinos  lo paupérrimo de su situación, mientras una afortunada señora baila con el candidato un huapango o una cumbia colombiana.
“Entendimiento de la problemática que se vive…” ¿cuántas veces hemos escuchado a cualquier político de cualquier rango pronunciar esta frase? ¿Porque estamos tan habituados a aceptar la mentira como verdad?
Ningún político o empresario (mucho menos en México) tiene un entendimiento profundo de la problemática que vive la gente común. Ellos no saben lo que significa quedarse sin gas en el invierno más crudo, o tener que llevar al familiar enfermo a una sala de urgencias del IMSS y esperar horas a que lo atiendan; jamás comprenderán la frustración de vivir sin agua potable o con un salario mínimo que no puede cubrir ni siquiera la canasta básica; jamás  llegaran a comprender que se siente  trabajar 10 o 12 horas en una maquiladora o peor aún, ser despedido  de la misma, con un finiquito irrisorio.
¿Cómo podrían saborear ellos la indignación y el coraje  del ciudadano común, si su  realidad está precisamente en el otro extremo?
Y sin embargo, seguimos creyendo que la solución al problema  creciente de injusticia social vendrá de ellos, de los partidos políticos y sus representantes.
¿Cuánto tiempo más soportaremos su pie en nuestro cuello?
¿Cuántas veces más bailaremos con el candidato cuando visite nuestro barrio?
Ya no es gracioso.
Es tiempo de despertar.

domingo, 28 de julio de 2013

strange



Foto: What do you guys think about this pic I found?

La encontre aqui. Weird.


LE SCIMMIE




Qué curioso: no eche de menos los gorgoritos…” fue lo primero que pensé cuando me chute el disco enterito de Le Scimmie (o  “Los Changos”, pa´ la banda mexica), combo italiano formado por Angelo Mirolli (guitarra) y Mario Serrecchia (batería).  Tampoco  note la ausencia de bajo, casi hasta la mitad del disco.
Y es que estos muchachos (¿adolescentes todavía?) fabrican un stoner rock instrumental de calibre grueso. Es obvio que tomaron lecciones en la Benemérita Escuela Superior de Kyuss y se doctoraron en el Karma To Burn Institute, con excelentes calificaciones, pero ojo: Los  Changos solo se nutren de estos dos monstruos para al final, lograr una atmosfera y  una música muy particular.
Armados con un sonido choncho, a base de guitarrazos poderosos y geniales, llenos de fuzz, de esos que podrían convertir al cumbianchero más acérrimo en satánico metalero, y una batería que retumba con precisión y  fuerza cuasi neanderthal, Le Scimmie, crearon un disco contundente y equilibrado a la vez. Pasajes psico-stoneros se entremezclan con tiempos acelerados, contundentes, donde el Rey  es el riff: Amo y señor, dictador de las bocinas, se asienta en los cueros de bombos  y tarola, para hacer llegar su mensaje a los oídos cerillosos de greñudos y no tan greñudos: !!MUEVE LA CABEZA GÜEY!! Y no solo la cabeza, sino que también  los brazos  empiezan a moverse en el aire, con las manos apretando unas baquetas invisibles dando de tamborazos y quebrando platillos. Air drumming, papa. 
 En este disco no hay lugar para punteos virtuosos agudos y apantalla pendejos; como lo decía, EL RIFF, robusto y primitivo lo llena todo.
Emparentando su sonido hasta cierto punto con los Stoned Jesus-otra gran bandota ya mencionada con anterioridad en este blog- Le Scimmie, se decantan más por los lares del acelere, su stoner tiene mucho de punk y está lleno de referencias  gruncheteras, lo que para mí lo hace aún más disfrutable.

DROMOMANIA (2011), es un disco más que recomendable para cualquiera que disfrute del stoner o el rock grueso. Grabado de manera impecable, corte a corte, este LP te deja con la sensación de querer escuchar más de esta banda.
No dudo que con el tiempo este disco de apenas 21 minutos de duración (raro en un disco de stoner),  se convierta en referencia dentro del género. Si, tal vez suene aventurada una afirmación como la anterior, ya que se trata del primer trabajo de estos morillos Simios, pero que sea el tiempo quien decida.
Yo por lo pronto  espero que Le Scimmie grabe ya su segundo álbum y que este igual de ponedor o mejor aunque este Dromomania.

Un agradecimiento a The Sludge Lord, blog que tiene en descarga esta joyita de disco.

Y echale un oclayo a los videos Nostofobia, Dromomania , L´obliomistico o Frekete.

Ah, verdad?

martes, 23 de julio de 2013

Alvy, Nacho y Rubin y su atinada versión de Los Campos Magnéticos




¿Cómo tomar algo ya de por si perfectamente estructurado y convertirlo en algo nuevo, hermoso y con identidad propia? Pocos tienen la respuesta, pero eso es precisamente lo que hacen Los Campos Magnéticos,  agrupación argentina que nos hace repensar en el sentido de las palabras “tributo” y “cover”.
Nacho Rodríguez, Alvy Singer y Sebastián Rubin tenían ya sus propias bandas, pero  fue el gusto y la admiración por  The Magnetic  Fields –Banda neoyorkina de culto entre los círculos indies- lo que los hizo coincidir para darle forma a una agrupación cuya intención era rendir algún tipo de tributo y al mismo tiempo difundir la música de los mencionados Magnetics Fields, pero la cosa fue más allá, mucho más allá; tan es así, que existen ya dos álbumes que guardan registro de este experimento sonoro.
Y es que lo que hacen Alvy, Nacho y Rubin no es una burda traducción, tampoco  un giro de tuerca a las composiciones exquisitas de Stephin Merrit (líder, compositor y cantante de The Magnetic Fields); Los Campos Magnéticos logran lo más difícil: Hacen suyos estos temas, los adoptan y moldean para darles  un nuevo aire de pertenencia castellana, arropados con una instrumentación sobria y sencilla en apariencia y que, precisamente por eso, roza lo sublime.
Al interpretar, lo que realmente logran es una reinvención de los temas originales, y al mismo tiempo reafirman el sentido universal (¿pop?) de las canciones de amor.
Es por eso que escuchar a estos Campos Magnéticos es una experiencia gozosa, de sabor agridulce y con un dejo nostálgico; uno termina perdiéndose en los vericuetos de la memoria, acordándose de los amigos de la preparatoria o de aquella chica que nos rompió el corazón, como si estas canciones hubieran estado desde siempre en esos momentos, resonándonos en la cabeza.
Muy lejos del tributo y a años luz del cover, Alvy, Nacho y Rubin crean y recrean (basta ver los videos de sus directos en youtube para darse cuenta que se divierten como niños) una atmosfera  bohemia, llena de armonías elegantes y melodías que parecerían brincar sobre charcos de lluvia en tardes nubladas.
Porque a las canciones hay que quererlas, y se nota que estos muchachos se enamoraron locamente de estos temas, empeñando el alma al tocarlas; creo que es por eso que suenan tan directas, tan descaradamente honestas y frescas. Igualmente destacable es la colaboración en varios temas de la cantante Eugenia Brusa, cuya voz pasa de una atenuada melancolía (escúchese la  simplemente hermosa “Volve de San Francisco”) a una tonada  juguetona.


 
¿Y entonces qué hacer? Rendirse y aceptar estas canciones como los himnos que son, dándoles un lugar privilegiado en el soundtrack de nuestra vida.
Pero como en la música todo es subjetivo, habrá detractores de estos  reinventores argentinos; por lo general  acérrimos listillos “indis” que juraran que esta música es una afrenta contra la creatividad del Señor Merrit y demás , pero, como digo, todo es cuestión de puntos de vista.
Para mí, Los Campos Magnéticos son una banda magnifica, como pocas.
Lograron sintetizar en un puñado de canciones la belleza y la grandeza  de las composiciones de The Magnetic Fields, dándole un poco de luminosidad al genio un tanto oscuro  y cavernoso de Stephin Merrit; al mismo tiempo, me acercaron a una banda a la que probablemente hubiera pasado por alto, pero  lo más importante: Crearon un disco clásico (el deliciosamente breve “Alvy, Nacho y Rubin interpretan a los Campos magnéticos Vol. 1”) , de esos que se oyen de principio a fin sin que el hartazgo asome las narices; con canciones que ya eran imperecederas, pero que al coserles lengua de castilla, toman otra proporción, más cercana y  personal.


Ojala y Los Campos Magnéticos hicieran una gira por México… ¡ah, sueños guajiros!
En estos tiempos de sonidos huecos, de bandas de carcasa y sin pizca de alma, de refritos y  colaboraciones oportunistas, toparse con una agrupación como estos Campos Magnéticos es simplemente una bocanada de aire fresco.
Si no me crees, lánzate a su Bandcamp, destapa una cerveza, dale play  y hazte fan.

domingo, 21 de julio de 2013

Mosca, a secas, pero Mosca al fin


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Fueron cinco años. Cinco largos años en los que el periodismo nacional  de rock en medios  impresos fue prácticamente nulo. Hoy, nunca antes un zumbido de mosca me resulto tan placentero  y esperanzador.
La Mosca, ya sin el “la” ni “en la pared”, regresa y con ella, espero (ya que aún no me he hecho de un  ejemplar del primer número), regresa la crítica, la acidez, el humor y sobre todo el análisis del rock nacional y extranjero, sin tapujos, sin condicionamientos.
Quienes crecimos leyendo La Mosca en la Pared, nos acostumbramos a un periodismo rockero y cultural -si es que cabe la almidonada palabrita- inteligente, que cuestiona, que nutre; nos acostumbramos a la crítica mordaz y al descubrimiento de bandas, sonidos, ideas, escenas y movimientos.
Pasaba algo curioso cuando se leía a la antigua Mosca: Podías estar  o no de acuerdo, con la idea  o visión del crítico, cronista o ensayista que estabas leyendo, pero de  igual forma despertaba en ti  una actitud crítica, veías las distintas aristas del grupo o música en cuestión y formabas tu propio criterio.

Si bien los tiempos han cambiado, y lejos han quedado aquellos años de internet incipiente, creo que el  hueco en el periodismo rockeril está más árido que nunca. Aun  y cuando en estos días abundan los blogs,canales de youtube, facebooks, soundclouds, bandcamps y demás herramientas  de difusión de información y de  música, es difícil encontrar portales o páginas que catalicen corrientes diversas y lo más importante: Que lo hagan de manera correcta (artículos bien escritos, con estilo y ortografía aceptables, por decir lo menos). Además, nunca será lo mismo leer  una “revista” digital, a tener una en las manos, con su clásico olor a papel nuevo. Que me perdonen los ecologistas.

Para que hablar de las revistas que se quedaron durante este tiempo:
WARP, enfocada al “indie” contemporáneo, con un diseño impecable pero  totalmente  hueca en cuestión de textos y entrevistas, con la honrosa excepción Adolfo Vergara Trujillo y su columna “rock fiction”. Mucho espacio para que las bandas “indis” hablen de sus discos y proyectos, pero el detalle es que lo que dicen esta simplemente aburridísimo y plagado de lugares comunes. Supongo que también algo tendrá que ver el entrevistador.
La Rolling Stone, salvo sus números especiales sobre bandas clásicas (que tampoco se salvan de artículos mal traducidos y textos plagados de horrores ortográficos), nada tiene de interesante; lo suyo es  la música popular para masas, agringada y superflua.

De Marvin y  R&R, no puedo hablar ya que no llegan a mi pichurriento rancho; aunque tengo algunos ejemplares de la R&R  adquiridos en Monterrey y siempre me gusto su desparpajo y su hechura casi  de fanzine.

Es cierto que escarbar en el internet y encontrar  “joyitas” tiene su encanto; pero también tiene encanto (no sé si mas) ir al puesto de revistas  ansioso por leer un nuevo cuento de Eusebio Ruvalcaba, descubrir en una reseña un disco al que jamás te le hubieras acercado  por iniciativa propia, carcajearte con las  historias bizarras de un Armando Vega-Gil (que  no se si regreso con esta nueva  Mosca), zambullirte en las mariguanadas del Hamlet Ultrapeluche o coincidir con Jairo Calixto Albarrán en su apreciación de videos musicales.

El único “pero”, desde mi humilde perspectiva, es la ausencia de antiguos colaboradores –anunciada por el propio Hugo García Michel- por motivos de índole personal. Yo sin duda echare bastante de menos a Rogelio Garza, quien con su columna “Zigzagueando” representaba a la perfección el espíritu libre y contracultural de la Mosca. Pero ni hablar.

Aun así, celebro el regreso impreso de La Mosca. Ojala que sea para quedarse.


La foto la tome prestada del twitter del Maestro Rogelio Garza, que noto los ojitos disparejos del buen Bowie.