domingo, 16 de marzo de 2014

RED FANG

Viejos greñudos y barbones, guitarras madreadas, mucho rocanrol cochinote y atascado, videos  bien botanas y cantidades obscenas de cerveza, de todas las marcas habidas y por haber, cerveza clara, cerveza oscura, cerveza gringa, las clásicas tecates, cerveza holandesa, cerveza alemana,  botes por aquí, botellas por allá, cerveza, rica cerveza…yumi! Yumi!
Para un roquero que se  precie de ser un cervecero de cepa, encariñarse  con el sonido stonero de RED FANG es algo casi automático; y  es que estos cabrones lo tienen todo: Buena onda borrachesca, imagen de vagabundos o treintones tardíos, divorciados y viviendo la segunda adolescencia, desmadre al por mayor, pero sobre todo muy buen stoner rock.
Y ya si entramos en lo estrictamente musical, el ruido de este cuarteto es una jodida bomba molotov; con acordes de reminiscencias gruncheteras,  líneas de bajo de la vieja escuela y redobles y platillazos precisos y contundentes, todo esto envuelto con riffs que pegan como patada de burro, lo que se obtiene es un petardo que te truena en las orejas y te incita al desmadre.
Si bien, como ya lo comentaba, los videos de estos cabrones están bien jocosos, me da la impresión que el despapaye en sus tokines en vivo y a todo color ha de estar aún más  cabrón.

Paren oreja  y con la manita izquierda hagan el símbolo satánico de los cuernitos mientras se recetan a estos RED FANG, pero  hey hey hey hey heyyyyyy!: Primero ábranse una cheve, no?


Red Fang-Prehistoric Dog

Red Fang-Wires

Red Fang-Hank is Dead

Red Fang- Blood like cream

3 am

Tosí escandalosamente en el boquete del excusado  tratando de expulsar una flema gorda y viscosa. Mi panza abultada se movía como gelatina y el sabor del asco me llenó la boca. Deje que la baba  escurriera  por los labios chisporroteando en el agua con orina.
Chingadamadre.Las tresaeme.
Y recordé el sueño antes de la tos. Era la vieja calle de la colonia El Pueblo, donde mi familia y yo vivimos en casa de renta durante un gran pedazo de mi niñez. Estaba frente a la tienda de Lichitia,  de noche,  y vi llegar el carro verde viejo y destartalado.
Frenando en seco, dando una vuelta de bandido, casi  se estrella contra la pared. Se abre la portezuela del auto y veo las botas picudas, negras. Es la  Mona, borracho hasta el culo. El cofre humeante hace un ruido de serpiente de cascabel y la Mona entre carcajadas salta sobre el capacete brincando como títere esquizofrénico. Luego  noto los ruidos en la  cajuela y se abre de un chingazo; me veo a mi mismo salir, con los tenis meados y el pantalón  enterregado, junto con una  fulana de minifalda visiblemente borracha y un cabrón  que sin duda es el Pablo.
La mona ahora está golpeando la puerta de la tienda de Lichita. Le digo que no mame, que no sea escandaloso.
-¿Quihubo mi rey? ¿Ya te despertaste?
La risa de Pablo se escucha a mis espaldas. La borracha en minifalda guacarea como perro. Sé que es la vocalista de la banda.
De pronto el  Ruco, mi entrañable compadre, flaco y con su característico bigote me pasa el brazo por los hombros.
-Hazte pa’ca. Ya van a empezar las pedradas.
Pero no pasa nada; solo nos alejamos dos casas de la tienda y ya estamos frente a la vieja casa de renta que conozco de memoria. Todo se ve oscuro, con la clásica luz anaranjada de las farolas del municipio.
-Se me acabo el rock carnal. Mal pedo...- Le digo como si me estuviera confesando en domingo, pa’ poder tragar la hostia.
El Ruco se ríe, como intentando decir que no pasa nada.
Y como flash back de novela chafa nos acordamos al mismo tiempo, como por telepatía, de todas las pinches tocadas y las borracheras, y nos carcajeamos.
Entonces  escucho el llanto de un niño y Ruco ya no está; solo estoy yo parado frente a la casa, la calle sola y la pinche luz anaranjada odiosa de la farola.
Yo conozco esos chillidos. Son de mi sobrino Abel. Llora porque su papá  va a sepa la madre donde, y él quiere ir con él. No puede.
Y de repente, ya no soy Yo-Adulto panzón, borracho y quejumbroso ante la vida de mierda que llevo; soy  Yo-niño otra vez; el que a veces  puedo ver asomándose en el espejo cuando  me veo fijamente a los ojos lagañosos.
Y La casa ya no está toda oscura: La pequeña lamparita roja alumbra la recamara, y siento el respaldo  de la cama en la cabeza, con los detalles de rosas tallados en la madera y veo a mi padre recostado, con la pierna cruzada y un libro en las manos.
Entonces el Yo-Adulto pero con cuerpo de Yo-niño se acurruca con mi padre Joven, con sus lentes grandes y el pelo quebrado ligeramente largo, y escucha su corazón latir, y siente lo tibio de su sudadera gris.
Es real, pienso. Esto es real.
Pero solo atino a preguntar, como preguntan los niños buscando aprobación:
-Yo no lloraba así, porque tú casi nunca salías, ¿verdad?...
Papá sonríe y me pone la palma de su mano algo rasposa sobre la cara, tal y como lo recuerdo.
Intuyo que Mamá esta también a mi lado, pero al voltear abro los ojos solo para ver penumbras y las letras rojas del despertador marcando las 3:00 A.M.; es Sábado 15 de Marzo del año 2014.
Desorientado,  me doy cuenta de que toco el muslo de mi esposa, como para asegurarme donde estoy, para saber si regrese.
Una sensación como de niño perdido, como de primer día de escuela, se me junta en todo el cuerpo, poniéndome los ojos  vidriosos.

Y en este momento, con la cabeza gacha sobre la taza del baño, me quedo pensando si  me dormí y luego desperté o si fue precisamente al revés, mientras una melancolía cabrona  casi me hace llamar a mi padre en plena madrugada.