sábado, 21 de agosto de 2010

Huracán

Intentaba terminar lo comenzado. No podía darme el lujo de dejarlo inconcluso, no después de una vida de de dejar las cosas a medias. Si instantes antes la visión perfecta se había presentado ante mí, la visión de la obra terminada en su totalidad; y el hermoso proceso, recreado mentalmente, paso a paso, milimétricamente, todo contenido en fracciones de segundo pero inmensa y placenteramente perpetuo en un fogonazo, todo eso en mi cabeza…Simple y sencillamente lo tenía que concluir.
“No tienes los huevos…” dijiste, y esas palabras fueron el detonante. No hubo manera de dar vuelta atrás; me volqué sobre mi creación y como generalmente sucede con las grandes obras, solo paso un instante para que de la nada brotara la idea maestra, la revelación de una y mil musas; una revolución de fuego que lo arrasaba todo, fuego por mis extremidades, extendiéndose de forma virulenta por todo mi cuerpo y justo cuando todo encajó al fin en su lugar, el tiempo se detuvo: Rodajas de memoria se agolparon con fuerza; rodajas de recuerdos, de días, de noches y mañanas, pequeños flashazos de otros tiempos, de otras horas, de sonrisas, de guiños. Y reconocí el lienzo; un lienzo dispuesto. Y ya no hubo mas recuerdos y el tiempo se descongeló con el calor de mis manos, y si hubiera podido distinguir mi rostro en tus pupilas, hubiera podido ver una sonrisa de placer, de éxtasis, y eso era apenas un gesto borroso de mi alma, apenas un murmullo que hacia eco del griterío desordenado de mi interior.
Entre manotazos y cabellos revueltos, vi la blancura tornase en rosa, luego en rojo y finalmente en manchones violáceos.
Una gota de sudor se escurrió desde mi frente cayendo en tu rostro inmóvil, devolviéndole el sonido al cuarto -hasta ese momento mudo espectador de mi creación- y entonces desde la televisión escuche a un reportero capitalino hablar acartonadamente sobre la gente del norte del país que lo perdió todo por el huracán Alex.
Y recordé que hacia tiempo había escuchado en algún lado que el artista sabe -intuye-, cuando su obra ha sido terminada; sin embargo, yo continué apretando un largo rato.

Y apretaba, y apretaba, y apretaba…


*Dedicado a Las Madrastras, camaradas y gran BANDOTA Coahuilense con la cual roló el Estorbo hace ya algunos añejos en la gira Machacado al estilo Coahuila, en especial al Julián Herbert, que si le intelíge a eso de armar enunciados coherentes, no como uno…


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