lunes, 19 de noviembre de 2012

Sofía Viola, haciendo de lo espontáneo una virtud



Veintitrés años tiene la muchacha y su lengua es albergue de poesía. Cántaro artesanal que vierte agua clara, gotas de música, sereno fresco de la mañana.

Sofía captura en la brevedad de la canción, instantáneas tan personales que  uno termina por arroparlas y hacerlas propias; logra emparejar  los sentidos del oyente con su visión.

foto de Flor Carozza
Es la música de Sofía Viola  un collage sonoro que  escurre gusto por la vida y  que además tiene estilo para gritarlo.



Desinhibida la morrita, mezcla sin empacho bossa nova y rocanrol, cumbia y folclor sudamericano, tango y punk; y lo hace con tal maestría y  buen tino, que  no me extrañaría que en menos que canta un gallo, escuchemos alguno de sus temas en algun comercial de celulares.

Rimas y palabras pelonas, directas como flechas, envueltas con la austeridad (hermosa austeridad) de una guitarra de palo que trasuda honestidad. ¿Se puede pedir más?
Una vuelta a lo básico, ecos de la música que vomitaba el tocadiscos de la sala en la niñez, la desfachatez de la adolescencia, la sensación de grandeza al descubrir el alcohol y el punk, el vislumbre de melancolía al chocar de frente con los primeros esbozos de madurez, eso es la música de Sofía Viola.

Un disco en la red (el deliciosamente breve Munanakunanchej en el camino Kurmi) y  varios videos en el llutú bastaron para que cayera rendido ante esta admiradora declarada de Violeta Parra, esta niña con voz de  mujer, que a momentos me recuerda a  María Dolores Pradera cantando a Atahualpa Yupanqui y a Chabuca Granda.

Después me percate que tiene otro disco mas, anterior al Munanakunanchej…, el también buenísimo Parmi, que sonando incluso un tanto mas austero, no pierde ni un ápice de fuerza, calidad o frescura.

Sofía Viola, al igual que Juan Cirerol, procesa de particular manera sus influencias (lo viejo, lo aprendido en casa) para crear algo nuevo.



Ecologista y  vegetariana, la sensibilidad de esta  hacedora de canciones, logra la magia sobre el escenario y hace de lo espontaneo una virtud.


No tengo duda  de que dentro de poco la música de esta chica tendrá resonancia fuerte ya no solo en las Américas del sur, sino también del otro lado del charco y  ¿Por qué no? en estas norteñas tierras tan alejadas de Dios y tan cerca del gabacho.


Los dos discos de Sofía Viola se puedenescuchar aquí.

Las fotos las tome prestadas de aquí, de aquí y de aquí.

2 comentarios:

David dijo...

Me encanta la música y disfrutar de buenos intérpretes. En este momento estaba buscando un alquiler de casas en Montevideo para ir con mi familia a Uruguay ya que allí hay excelentes bandas para ver tocar

ordinario dijo...

Quiza lo mejor de las ciudades grandes es el acceso a un amplio espectro de musica y cultura.
Saludos David.