miércoles, 30 de enero de 2008

Verde


El verde, el placido verde de los sueños. Siempre ese verde de bosque, con rayos de luz colándose entre las hojas de los árboles, como si el mundo entero se moviera en cámara lenta.

El olor a vida, a plantas, mientras se esta solo por horas, o por minutos largos. Probablemente sea de mañana, pero en los sueños nunca se puede saber la hora exacta; realmente no importaría.

No tendría por que regresar de ahí. Todo esta en orden. Como parte de un cuadro armonioso en formas y colores, nada desentona.

Sentado entre el pasto y la tierra, imaginado otras cosas, más allá de los sueños. Pareciera que por un instante todo cobra sentido. Son esos pequeños lapsos donde se puede creer que hay un motivo, un porque de las cosas.

Inamovible, casi eterno. Pasan los rostros y los momentos.

Recargando el mentón en las rodillas, se imaginan vuelos, o se recuerdan cosas, apenas destellos de otros tiempos.

Probablemente sea de tarde, en el pequeño pueblo, cuando la gente regresa de la laguna, los niños en shorts.

Y en el bosque la luz floja y anaranjada hace mas irreal lo que solo existe cuando se cierran los ojos, y al final todo cobra un color azul morado, antes de que la luna comience a brillar en los troncos y las piedras.

El viento refresca. Se oye el crujir de las ramitas secas al regresar.

A lo lejos, Se ve la luz del patio de la casa de la abuela.

Se que voy a despertar.


No hay comentarios: