miércoles, 6 de agosto de 2008

Grafitti Sanitario

He encontrado un nuevo pasatiempo: Visitar regularmente los baños de la fabrica. Realmente encuentro esta actividad relajante y edificante; así que cuando el estrés comienza a agobiarme, voy y me echo una meadita y de paso me cultivo. Y es que los sanitarios, dispensando el olor, son verdaderas galerías de arte urbano, espacios para la expresión, la critica y la denuncia.
Declaraciones de amor, fragmentos de canciones, monitas encueradas y detallados gráficos de genitales, porras al equipo de fútbol y las indispensables mentadas de madre.
¿por qué resultaría extraño que un trabajador sobre explotado y mal pagado, en ese liberador trance que es la evacuación de excremento-caca-popo, experimente un súbito despliegue de ingenio o creatividad? Después de todo el excusado siempre ha sido un recinto donde convergen el razonamiento, la creatividad, el análisis y los diversos fluidos y desechos corporales.
Jocosos sobrenombres para las figuras de autoridad acompañadas de ilustraciones divertidas, teléfonos de señoritas de dudosa reputación, ofensas que no discriminan hermanas, padres o hijos, directas alusiones a la sexualidad de tal o cual y garabatos que rayan en el expresionismo más puro, conforman un collage abstracto y por demás interesante.
Para alcanzar a apreciar toda la caótica belleza de dicha obra de arte, es necesario casi pegar la nariz en las paredes de cada cubículo y desentrañar el mensaje oculto entre los trazos de tinta de pluma bic y marcador de alcohol, mientras un pedito resuena a lo lejos.
Aun y cuando el aburrido personal de recursos humanos tratan de cubrir con pintura color pastel la obra del proletariado, siempre habrá un artista que, entre pujido y pujido, estará dispuesto a plasmar su visión del mundo.
No cabe duda que el arte se abre paso aun en los entornos más hostiles.
Por mi parte, de ahora en adelante me declaro fiel seguidor del Graffiti Sanitario.

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