miércoles, 8 de abril de 2015

Luna Fértil

Hormigas  bajo el sol de mediodía. Eso somos.  Es la Monclova que recuerdo, la chida. Nos sentamos  en la sombrita, afuera del  “Frogis”, una  cafetería que esta enfrente del CBTIS. Como yo salí de la prepa 24 hace como un año, el CBTIS y su multitud estudiantil  me parecen medio fresones. No hay pedo; la  tocada del día del estudiante está por comenzar. Rolamos las botellas de toronja con mezcal, carcajeamos. Hace ya casi cuatro años que se murió  Cobain, pero todos somos  Gronchetos: Fabián y sus pelos chinos, el Fer, Perikles, hasta Erick que por ese entonces mamaba al Tupac. Díganme viejo de mierda, pero en ese entonces descubríamos  bandas y canciones a diario, nuestros oídos eran terreno  virgen y fértil…
Fértil. Luna Fértil. Así se llaman. Ray y yo los conocimos cuando eran los Cacahuates. EL hecho es que tocan bien chingón. Sus rolas simplemente  rifan. Canciones originales, con garra y fuerza. Por eso aquí estamos, colándonos  entre la fila de morritas de faldita y  morrillos con uniforme. Lo logramos, no sé cómo. Adentro de la prepa es como una Kermese;  muchas niñas bonitas. En el escenario  ya está La Luna Fértil afinando. Se me acerca el Cacahuate, dando brinquitos al ritmo de “El esqueleto” de Las  Victimas del Dr. Cerebro que suena en las bocinas. Veo su playera con una enorme anarquía Roja, siempre se la he envidiado.
-¡Que pedo cabrón!
-Nariz, todo tranquis. ¿Listo pa´ tocar?
-No, ahora bajea el Yohuali, un camarada de San Buena. Espérame wey, ahí vengo…
Y se va dando brinquitos hasta el escenario, a ayudarle al grupo a acomodarse.
Se sube una señora y anuncia a la banda. Volteo para los lados y ya es un buen de raza. Nos comenzamos a amontonar alrededor del foro. Gritos y rechiflas. René, el vocal y guitarrista suelta los primeros acordes. “viene el diablo…” chingale. Esa rola esta con madre. Brincamos;  es como un precalentamiento. Nos apretujamos. El alcohol con toronja surte su efecto y siento retumbar los tamborazos justo en el pecho.  Sudamos expectantes bajo el sol de mediodía; rebotamos en nuestras piernas; melenas casposas agitándose, puños levantados, codazos y empujones…
¡NO ME IMPORTA NADA! NO ME IMPORTA NADA!
Se arma el slam. Veo  a un gordito güero  totalmente en trance, brincando  con los ojos cerrados  justo en medio de la rueda. Tiempo después sabré su nombre, Johaben.
En la bola hay una única  vieja, de pelos rojos trasquilados. Es la Eva, también la conoceré después.
Detrás del arcoíris te encuentro solo a ti… Sudor. El pelo se me pega en la frente.  Giramos en círculos cuando la rola se acelera. El Cacahuate brinca desde el escenario.  Por un rato me quedo como un bobo, oyendo  los riffs, y siento que todo encaja a la perfección. “yo quiero  ser parte de eso…”, pienso.  “Yo quiero tocar así, estar ahí”. Un empujón me hace rodar por el cemento de la explanada.  Alguien me extiende el brazo y me levanta. Es el güero gordito, sudoroso y sonriente.
El slam nos unifica. Jadeamos, sacamos la lengua. Para cuando  empiezan a tocar “Grita”, aquello es un desmadre. Acelere chingón.  La morra de los pelos rojos se cae y la banda le hace bolita. Pura botana. Nadie se libra de un raspón, o un codazo; nunca propinado a la mala.
La Luna Fértil termina su set. Todos gritamos el clásico “Otra, Otra…”. Se avientan  “Cuanto tiempo”. Rolón.
Se sube  la  señora y acapara el micrófono.  Ponen música de Fey. Lo que queda de las toronjas mezcaleadas ya está caliente, así que nos retiramos.
Caminamos cansados bajo el sol cabrón de media tarde, pero riéndonos y con la euforia  apenas apaciguándose, con el recuerdo fresco y los oídos aun zumbando y pensando, equivocadamente, que tendremos momentos como este por siempre…

Pasaría el tiempo y la Luna Fértil (Con Rene Corona en la voz y la guitarra, Yohuali en el bajo y Juan Ballesteros en la batería) dejaría de tocar, lo cual es una lástima; como también lo es la ausencia  de material  de ellos en internet.  Y es que, en un Pueblo donde casi ninguna banda se anima a hacer y tocar sus propias canciones, es importante  conservar el legado de las bandas que si lo hacen; que las generaciones  por venir conozcan este precedente y con suerte, tal vez algún aventado se anime a mostrar sus composiciones y ponga el siguiente tabique para afianzar una verdadera escena rockeril monclovense. Cualquier cosa que eso signifique.

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