Poco sé del personaje en
cuestión; en su “feis” dice que nació en Durango; en otros lados se cuenta que
creció en Piedras Negras, Coahuila; en
el soundcloud sale que vive en Fosterlandia Texas. Total que el vato se llama
Ezequiel León Moreno –aunque en una entrevista dice que se llama Oscar Ortiz,
so… ¿WTF?- pero eso sí: Su nombre artístico es El Basi. O LBasi. Hasta aquí mi
intento de lograr una introducción formal, porque, ¿Cómo hablar formalmente de
un tipo que hace de la incorrección política
el pan de cada día? El Basi se echa la botana, tira carrilla y habla anorteñao,
medio pocho y lo hace de forma inteligente; se ríe de y con los tópicos del
mexicano fronterizo, el que vive los calorones de 43 grados y ve de cerquitas
el contraste cabrón entre la suciedad y la pobreza de este lado del puente, y
el pasto verde y recién podado y los “mols”
con sus escaleras eléctricas y aire
acondicionado bien frío, que están del lado gringo.
El Basi no es nuevo en la movida;
fue co-fundador-junto con el ex bajista de El Gran Silencio y productor de
Celso Piña, Julián Villarreal “El Moco”-de la banda La Grope Mystic Proyect Band. Además, fundó
con DJ Agustín el proyecto “CHICOTE”, aunque actualmente es solista.
Brincando del funk al folk,
del rock al pop y de la cumbia al rap, El
Basi no discrimina géneros y el mismo se cataloga como un “Trovador
electrónico”; No miento cuando digo que su lírica -¿onírica?- se disfruta como
un buche de cheve helada. Echando verbo
coloquial, covereando lo mismo a Radiohead que a Caló, Pixies o The Cure, malabarea con las palabras y siempre tiene el buen tino de acomodarlas formando oraciones ingeniosas y
divertidas.
Si la justicia soltara su balanza mal calibrada y se quitara
el pañuelo para voltear sus oclayos lagañosos hacia el norte lleno de huizaches
y biznagas de este maloliente país, Lbasi
estaría sonando en las estaciones de radio, siendo mamado por hípsters,
rupestres, punketos y metaleros malotes,
compartiendo escenario en esos festi-valines -que ahora pululan como oxos en
estas chayoteras tierras- con Zoeces, callejeros decimo terceros y Cirerolitos.
Pero no; pareciera que a este camarada
le tocó bailar con la morra más fea de
la movida “indi”, la de a de veras; ese “indi” donde al músico le quieren pagar
con chelas o de plano no le quieren pagar; el “indi” donde con un putamadral esfuerzo, dinero propio y
muchas penurias se logra grabar un disco realmente independiente y a los tres
minutos un cabrón ya lo está
compartiendo, sin permiso, con el mediafire. Ese “indi” donde vergonzosamente solo se le paga –cuando se le
paga- al músico que toca las canciones de Maná
o Caifanes, y al que se anima a componer
canciones de su autoría, se le desdeña.
Y aun así, Lbasi se las
arregla para mantenerse en pie de guerra, armando letras agridulces cargadas de amor, desamor e ironía, y
arropándolas con melodías de rock pop y coros pegajosos. Y entre todo su
chabacano desmadre lleno de cucuys, vatos bien mameys y viejos de la güira,
también se da el tiempo para crear melodías melancólicas de esas que son
perfectas para escucharse en la tarde de un domingo tristón. Canciones como
“Inevitable” o “No hay un lugar” son la muestra de que además de su característico
lado chacotero, LBasi tiene las tablas suficientes para desarrollar canciones
en un formato formal cargadas de sentimiento neto.
Y es precisamente esta
dualidad, ese transitar del rebane a la sobriedad,
lo que me parece muy llamativo de este
compa: De su chompa salen frases destinadas a
provocar la carcajada y también es capaz de armar enunciados reflexivos
e inteligentes.
LBAsi tiene como cuatro discos
–El ultimo se llama “Urbanigrama Ocasional”-, todos independientes y de los
cuales no he escuchado ni uno completo;
puras rolas sueltas. Pero lo que he oído me ha parecido tan a toda madre que
hasta ando pensando en comprárselos al chingado I-tunes, y me cae que me gustaría comprar el cd físico.
Alejado de los faroles de la
fama, tocando en bares y empecinado en componer –y descomponer- canciones que
hagan chacualear a una que otra neurona
atascada de mota o alcohol, ahí va Lbasi tirando su verbo loco y sembrando música chida
en un pinche desierto parco, donde no existe una verdadera movida rockeril con
identidad propia.
Si no lo has escuchado, escúchalo;
LBasi aún no ha creado la canción más verga del mundo, pero ya anda en eso.
¡Y no me agüites la pore, morra!
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