martes, 2 de junio de 2015

LBAsi

Poco sé del personaje en cuestión; en su “feis” dice que nació en Durango; en otros lados se cuenta que creció  en Piedras Negras, Coahuila; en el soundcloud sale que vive en Fosterlandia Texas. Total que el vato se llama Ezequiel León Moreno –aunque en una entrevista dice que se llama Oscar Ortiz, so… ¿WTF?- pero eso sí: Su nombre artístico es El Basi. O LBasi. Hasta aquí mi intento de lograr una introducción formal, porque, ¿Cómo hablar formalmente de un tipo  que hace de la incorrección política el pan de cada día? El Basi se echa la botana, tira carrilla y habla anorteñao, medio pocho y lo hace de forma inteligente; se ríe de y con los tópicos del mexicano fronterizo, el que vive los calorones de 43 grados y ve de cerquitas el contraste cabrón entre la suciedad y la pobreza de este lado del puente, y el pasto verde y recién podado y los “mols”  con sus escaleras eléctricas  y aire acondicionado bien frío, que están del lado gringo.
El Basi no es nuevo en la movida; fue co-fundador-junto con el ex bajista de El Gran Silencio y productor de Celso Piña, Julián Villarreal “El Moco”-de la banda  La Grope Mystic Proyect Band. Además, fundó con DJ Agustín el proyecto “CHICOTE”, aunque actualmente es solista.
Brincando del funk al folk, del rock  al pop y de la cumbia al rap, El Basi no discrimina géneros y el mismo se cataloga como un “Trovador electrónico”; No miento cuando digo que su lírica -¿onírica?- se disfruta como un buche de cheve  helada. Echando verbo coloquial, covereando lo mismo a Radiohead que a Caló, Pixies o The Cure,  malabarea con las palabras y  siempre tiene el buen tino de  acomodarlas formando oraciones ingeniosas y divertidas.
Si la justicia  soltara su balanza mal calibrada y se quitara el pañuelo para voltear sus oclayos lagañosos hacia el norte lleno de huizaches y biznagas de este maloliente país, Lbasi  estaría sonando en las estaciones de radio, siendo mamado por hípsters, rupestres,  punketos y metaleros malotes, compartiendo escenario en esos festi-valines -que ahora pululan como oxos en estas chayoteras tierras- con Zoeces, callejeros decimo terceros y Cirerolitos. Pero no; pareciera que  a este camarada le  tocó bailar con la morra más fea de la movida “indi”, la de a de veras; ese “indi” donde al músico le quieren pagar con chelas o de plano no le quieren pagar; el “indi” donde  con un putamadral esfuerzo, dinero propio y muchas penurias se logra grabar un disco realmente independiente y a los tres minutos  un cabrón ya lo está compartiendo, sin permiso, con el mediafire. Ese “indi” donde  vergonzosamente solo se le paga –cuando se le paga- al músico que toca las canciones de Maná  o Caifanes, y al que  se anima a componer canciones de su autoría, se le desdeña.
Y aun así, Lbasi se las arregla para mantenerse en pie de guerra, armando letras agridulces  cargadas de amor, desamor e ironía, y arropándolas con melodías de rock pop y coros pegajosos. Y entre todo su chabacano desmadre lleno de cucuys, vatos bien mameys y viejos de la güira, también se da el tiempo para crear melodías melancólicas de esas que son perfectas para escucharse en la tarde de un domingo tristón. Canciones como “Inevitable” o “No hay un lugar” son la muestra de que además de su característico lado chacotero, LBasi tiene las tablas suficientes para desarrollar canciones en un formato formal cargadas de sentimiento neto.
Y es precisamente esta dualidad, ese transitar del rebane  a la sobriedad, lo que me parece  muy llamativo de este compa: De su chompa salen frases destinadas a  provocar la carcajada y también es capaz de armar enunciados reflexivos e inteligentes.
LBAsi tiene como cuatro discos –El ultimo se llama “Urbanigrama Ocasional”-, todos independientes y de los cuales  no he escuchado ni uno completo; puras rolas sueltas. Pero lo que he oído me ha parecido tan a toda madre que hasta ando pensando en comprárselos al chingado I-tunes, y me cae que  me gustaría comprar el cd físico.
Alejado de los faroles de la fama, tocando en bares y empecinado en componer –y descomponer- canciones que hagan chacualear  a una que otra neurona atascada de mota o alcohol, ahí va Lbasi  tirando su verbo loco y sembrando música chida en un pinche desierto parco, donde no existe una verdadera movida rockeril con identidad propia.


Si no lo has escuchado, escúchalo; LBasi aún no ha creado la canción más verga del mundo, pero ya anda en eso.

¡Y no me agüites la pore, morra!





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