martes, 6 de noviembre de 2007

Pasado

La recuerdo con su aliento a chocolate; carcajeando con mis chistes malos.
Recostada en el pasto del parque, hallando formas en las nubes, mientras su mano apenas tocaba la mía.
La recuerdo caminando en tardes que se escurrían juguetonas, cuando todo lo que quería era un minuto eterno.
Tarareando las canciones de mis walkman, maquinando sueños imposibles, con sus tenis gastados y las calcetas moradas.
La recuerdo escribiendo en su diario, con letras chiquitas y sentimientos grandes; con el fleco despeinado y las manos hermosamente delicadas.
Saltando bajo el cielo nublado, incapaz de desprenderse del olor a tierra mojada del viento fresco.
La recuerdo con su falda celeste y la blusa blanca manchada de nieve de vainilla, distraída, pensativa, para luego explotar en risas y ademanes.
Sentada en la mecedora de su casa, oyendo cantar a los grillos, mirándome a los ojos sin decir una palabra y obligándome a bajar la vista.
La recuerdo ese domingo, con los labios pálidos y partidos por el frió, y su enorme abrigo beige, leyendo divertida las tiras cómicas del periódico en la cafetería.
La voz baja en el teléfono, las pequeñas discusiones, sus confidencias, sus bromas y su llanto silencioso.
La recuerdo en aquel viaje sentada junto a mi; en ocasiones no había palabras, solo el quedarse quieto y rogar que mi sudor no la incomodara.
Mediodias esperando la salida, los caminos con los autos desesperados, todas las charlas y sonrisas inocentes.
La recuerdo esa ultima tarde, cuando no pude decir lo que debía. La recuerdo cruzando la calle, con el pequeño libro que le regale bajo el brazo, sin voltear atrás; tal vez demasiado molesta por mi personalidad blandengue, alejándose de mi por siempre.
Hace días la vi, con su esposo y sus dos hijos. Convertida en una mujer adulta, con el cabello arreglado y el rostro sereno.
Voltee la vista; no quería cambiar mis recuerdos, no quería contaminar ese mundo lejanamente extraño y de colores vivos que habita en mi cabeza, con la fría realidad de mis días actuales.

Para mi, ella jamás creció ni salió de secundaria.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Boitelas! Me hiciste recordar aquella niña de ojos verdes y piel palida de la primaria que jamas volvi a ver...

Saludos hermano

rogelio garza dijo...

yo tengo una experiencia muy similar.
supongo que todos la tenemos.

saludoxxx!